Se trata de su primera exposición individual y en ella toma protagonismo propio la serie de ocho obras, ‘Rincones inhóspitos’, representada por fragmentos de objetos claramente dañados por el paso del tiempo, donde deja latente esa fugacidad que tanto la ha marcado.
Esta exposición, de la que ya se han vendido prácticamente todo, está compuesta por diez obras realizadas con técnicas mixtas. Ocho de ellas, las de menor tamaño, han sido realizadas con técnicas secas y húmedas: acuarela, tinta china, pastel, grafito y collage. Mientras que para las dos obras restantes ha utilizado el acrílico, acompañado de otra técnica por excelencia como es collage.
La Cervecería Robles, ubicada frente a la emblemática torre del reloj en Nerva, se ha convertido, con el paso del tiempo y por méritos propios, en punto de encuentro de todo tipo de artistas que buscan exponer sus obras en un espacio determinado, como si de una galería de arte se tratara, pero con cierto aire singular.
Su gerente, Rafael Barba, que atesora una de las mayores colecciones pictóricas que se conozcan, viene ofreciendo con éxito desde hace años diferentes exposiciones de pintura y fotografía, tanto de artistas consagrados de la Cuenca Minera como de jóvenes noveles de la denominada Tierra de Artistas, Nerva.
Todo empezó a comienzo de la década de los ’90 del siglo pasado, cuando regentaba El Sótano, su primer bar. La primera exposición que montó la protagonizó su hermano Juan Alfonso Barba, por aquel entonces profesor de dibujo de Secundaria, hoy director del museo Vázquez Díaz. El primer cuadro que adquirió fue precisamente en esa exposición.
Desde entonces hasta ahora no ha parado y por las paredes de sus bares han pasado decenas de artistas de la zona: veteranos de la talla de Jesús del Toro, Vicente Toti, Granados Valdés, Pascual hijo o Mario León, por poner algunos ejemplos; hasta noveles como María del Mar Ruiz, que muestra su obra durante estos días, pasando por un amplio abanico de jóvenes artistas que buscan en sus paredes el reclamo para sus obras desde la barra de un bar.
Barba no se lleva ninguna comisión por ceder las paredes de su establecimiento al arte. Todo lo contrario, siempre termina adquiriendo alguno de los cuadros que se exponen porque es un amante del arte, sobre todo del que se hace en su pueblo. Disfruta viendo como cambia el decorado de su bar y se siente más que satisfecho con la admiración que le profesa su clientela por las exposiciones que organiza.
Barba ya tiene en cartera otras dos exposiciones para los próximos meses y aprovecha la ocasión para ofrecer su local al amplio plantel de artistas locales que aún no han mostrado parte de sus obras en su popular bar con cierto aire de galería de arte.