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Conversación entre siameses

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Suba el volumen, maldita sea, suba el volumen hasta que me estallen los tímpanos. Póngame más vodka, maldita sea, póngame más vodka y deje de mirarme como si fuese un adolescente borracho. Béseme una última vez, maldita sea, béseme una última vez porque no volveré aquí tras esta noche. ¿Y qué si ahogo los anhelos en música? ¿Y qué si ahogo los recuerdos en alcohol? ¿Y qué si ahogo los besos en extraños? ¿Es que nadie lo ha hecho antes? ¿O es que acaso todos han aprendido ya esta lección? ¿Quién es mejor que quién?
No, no se apiade usted de mí. Eleve sus rezos o sus cantos a alguien que realmente lo necesite. Abra sus ojos, anciano, yo estoy aquí porque he elegido estar aquí. No olvide que lo último que nos queda como personas, cuando nos desnudamos de todo disfraz, es el derecho a elegir. No, no sienta usted lástima por mí. Ofrezca su ayuda solo cuando no vaya acompañada de su compasión. Abra su mente, anciano, sus manos no me sacarán de este hoyo. No olvide que sentir pena por alguien es un acto de superioridad, y yo jamás fui menos que nadie por ser como soy.
Baja el volumen, maldita sea, baja el volumen o van a estallarte las entrañas. No bebas más vodka, maldita sea, no bebas más vodka y deja de mirarme como si fuese un viejo gruñón. Bésame una vez más, maldita sea, bésame una vez más porque el mañana nacerá como siempre lo ha hecho. ¿Y qué si aparto la música para escuchar mejor tu silencio? ¿Y qué si aparto el alcohol para beber de tus ojos inexpertos? ¿Y qué si aparto a los extraños porque eres tú quien de verdad me importa? ¿Es que nadie lo ha hecho antes? ¿O es que acaso todos te han querido como yo te quiero? ¿Quién es mejor que quién?

No, no me grites porque no estoy sordo. Emplea tu voz de miel en acariciarme las cicatrices de la vida. Abre tu alma, joven, pues nace de tu garganta la ambrosía de los dioses. No olvides que tiene más fuerza un susurro certero que un aullido en el abismo. No, no sufras porque yo también sé lo que es amar. Entrégate sin reservas en este juego sin reglas. Abre tu corazón, joven, pues es todo lo que tienes y todo lo que puedes dar. No olvides que todo llega y todo pasa, pero que ahora es el único momento que tienes para demostrar lo que sientes. Ahora o nunca.

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