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Abengoa: control tras la rebelión del ‘táper’

Los servicios jurídicos de CGT ven a Álvaro Polo, director de recursos humanos, como el ideólogo del software de los ordenadores

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  • La pasarela a Palmas Altas -

La “brillante idea” de instalar un software de control en los ordenadores de los trabajadores de Abengoa en su sede central de Palmas Altas en Sevilla partió de Álvaro Polo, director de Recursos Humanos de la multinacional, según el departamento jurídico del sindicato CGT.
 

Las denuncias realizadas a través de este periódico sobre las prácticas laborales abusivas de Abengoa, extraídas de las declaraciones de los propios trabajadores bajo el anonimato, la confirman los sindicatos, que nunca han conseguido representación sindical en la sede central de Palmas Altas aunque sí en empresas filiales cuyos centros de trabajo se ubican fuera de “Palmatraz”, como la llaman irónicamente los propios trabajadores.
 

Las jornadas laborales excesivas y las horas extras “gratis”, la obligación de comer en los restaurantes de Palmas Altas y el obsesivo control sobre la plantilla, incluyendo el software de control del movimiento del ordenador instalado sin conocimiento de los trabajadores, son producto de la visión de la gestión de recursos humanos que tiene Álvaro Polo, según el departamento jurídico de la CGT, al que ha acudido más de un trabajador para “consultar” su situación, a veces insostenible, dentro de Abengoa.
 


Sin citar la fuente que ha confirmado al sindicato este extremo, para garantizar su anonimato, los servicios jurídicos de CGT confirman que la instalación del software de control en los ordenadores de la plantilla fue “una brillante idea de Álvaro Polo” con el objetivo de mantener la presión sobre los trabajadores, siguiendo su idea de que es mejor tener “más atada a la plantilla para tener más contentos a sus jefes”, aunque para ello termine restringiendo aún más los derechos laborales y sociales de los trabajadores, según explican.

Control tras la rebelión
 

Desde el sindicato confirman todas las denuncias realizadas por la plantilla a través de este periódico y aseguran que es práctica habitual en  Abengoa que el que “no se pliegue, tiene la carta de despido, reconociéndole que es improcedente, de modo que te deja sin argumentos jurídicos para denunciarles”.
 

Las fuentes de CGT aseguran que el perfil de la plantilla de Abengoa y de sus filiales, mayoritariamente ingenieros y licenciados, es poco dado a “rebelarse” contra las prácticas agresivas que utilizan, aunque hay algunos que prefieren “mantener su dignidad por encima de su salario”.
 

Relatan que ha habido dos “conatos de rebelión” en Abengoa, la “revuelta de los táper” y el intento de constituir una sección sindical en Befesa, una de las filiales ya vendidas por Abengoa, al igual que Telvent, también con cierto espíritu reivindicativo y de la que también se desprendió la multinacional.
 

La rebelión de los “táper” nació como una forma de protesta de la plantilla frente a la obligación de comer en los restaurantes de la empresa. Aquellos que se atrevieron a llevar su propia comida, han terminado siendo despedidos de la compañía, según asegura el sindicato.
 

La segunda rebelión terminó con parecido final. Los tres trabajadores que quisieron constituir una sección sindical en Befesa cometieron el error de comunicarlo verbalmente a la empresa antes de notificarlo oficialmente, con lo que dos de ellos fueron trasladados desde la sede de Palmas Altas en Sevilla a Málaga y el otro, directamente despedido. “Y sin poder denunciarlo como un atentado contra un derecho fundamental”, recuerdan las fuentes en referencia al derecho sindical.

Sin respuesta
 

Este periódico ha tratado de recabar la versión de Abengoa de estos hechos en innumerables ocasiones sin que en ningún momento haya recibido respuesta, aun confirmando telefónicamente que sí conocían las denuncias que se habían publicado.

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