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“De toda la Vida…”

Como diría un buen prioste cuando se le presenta un imprevisto “hay que dar soluciones, no más problemas”.

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En los últimos días de 2014, saltó de móvil en móvil la captura de pantalla de un comunicado del Consejo de HH y CC, dando a conocer los acuerdos que se han pactado entre los Hermanos Mayores y Juntas de Gobierno del Lunes Santo, sobre la división de los tiempos de paso por carrera oficial. El que lo vea puede que piense que sigue todo tal cual, minuto arriba o minuto abajo. El Lunes Santo tiene la dificultad de todos los días, pero en cierta forma es un día dócil.


Pero… ¿y jornadas como el Domingo de Ramos, el Martes, el Jueves e incluso la misma Madrugá?


Esa coletilla que esta vez me sirve como título, es de las más usadas ( y sus variantes: “de siempre...”, “como siempre…”) en la cofradías cuando queremos argumentar algo referente a cambiar algo(ya sea modificar una jornada, un horario e incluso una imagen titular). Pero la realidad va más allá, la realidad es bien distinta en muchos casos, los cofrades de finales de siglo XX y estos primeros años de XXI somos más inmovilistas que muchos de los que nos anteceden.  Hablo en general, pero hay ejemplos clarísimos. Hermandades de tanto Nombre como la Cena (fundada en el XVI), El Silencio (XIV), Pasión (XVI), Las Aguas (XVIII) tienen cambios tan decisivos como es el cambio de una imagen titular;  que esas hermandades dijeran hoy de cambiar uno de sus titulares Marianos o Cristíferas  sería impensable, algún erudito llegaría a decir cosas como “esa imagen es la de toda la vida”.  Si nos referimos a jornadas de la Semana Santa, los cofrades de hoy podemos ver que la ubicación actual de los días tienen una antigüedad relativa, aun hay gente viva que ha conocido a Jesús Despojado saliendo el Sábado Santo tras la reorganización de la hermandad; La Amargura es una cofradía sin la que no se concibe hoy  el Domingo de Ramos, pero es que resulta que si uno bucea un poco, ve que esta cofradía ha llegado a realizar Estación de penitencia en hasta cinco jornadas distintas de la Semana Santa, por los motivos que fueren estas dos hermandades del ejemplo nos indican que no pasa nada por cambiar de jornada ( y ejemplos hay tantos como se quieran). Si nos vamos ya al orden del día ¡Apaga y vámonos! De esos hay cientos, cientos.

De hecho el modelo actual, salvo dos o tres cambios casi inapreciables, no se ha movido en los últimos 30 años.

Como diría un buen prioste cuando se le presenta un imprevisto “hay que dar soluciones, no más problemas”. Pues es el momento de consultar en esa historia que tanto nos gusta cuando nos conviene, y observar  que por cambiar no se es menos clásico, o menos serio. Es obvio que hay varia vueltas de tuerca que dar a la Semana Santa, y en lo que respecta a arreglar los días, muchas más, hay jornadas que están al borde del colapso, y no sirven las excusas que nos hagan ser inmovilistas, no me vale el “esto es así de toda la vida” por qué está claro que todo está sujeto a cualquier cambio. Hay jornadas que cuando se reúnen saltan los topicazos “los hermanos mayores estamos en sintonía”, “todos sabemos lo que hay que solucionar”, “todas las hermandades vamos a poner de nuestra parte” bla bla bla … aparte de tópicos, uno llega a pensar que toda esa formalidad es mentira, porque jamás hay un cambio que de verdad solucione una jornada, jamás.  Y los que estaban en situación cómoda lo siguen estando, y los que se quejan, por estar tarde en la calle (por ejemplo) se le dan 5 minutos más de paso por campana, y listo. Pero algo hay que hacer, si no llegara el momento en que cuando veamos los desastroso de la organización de una jornada diremos “es que esto es desastroso de toda la vida”

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