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La vice no se moja

La ministra Salgado prevé una mejora en el empleo a partir de abril. Esta afirmación tiene dos problemas: la primera es que el mes de abril se está terminando y no parece que la cosa vaya a mejor...

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La ministra Salgado prevé una mejora en el empleo a partir de abril. Esta afirmación tiene dos problemas: la primera es que el mes de abril se está terminando y no parece que la cosa vaya a mejor; y la segunda, que cada vez que alguien del Gobierno hace una previsión, de todas todas, marra. La credibilidad no es su mayor activo y casi sería mejor no poner fechas a algo que parece que les viene pillando por sorpresa: el número de parados. Resulta complicado entender cómo es posible que el ministro de Trabajo hace menos de un par de meses descartara que se llegara a los cuatro millones de parados. Pues ya los hemos superado. Y ahora ¿qué?

Pues ahora poco: palabras, promesas, esperanzas y medidas que se ponen sobre la mesa un aquí, otra allí. La vicepresidenta primera, ha tenido tres detalles si no sorprendentes, sí al menos llamativos en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Preguntada por si el Gobierno creía que se llegaría a los 5 millones de parados, ha preferido no mojarse, no ha dicho ni que sí ni que no; sólo que el gabinete trabajaba y trabajaba y trabajaba para salir cuanto antes de esta situación. La segunda afirmación ha sido que el Gobierno nunca hace predicciones sobre el futuro, lo cual, a la vista de lo ocurrido hasta ahora, es lo mejor que puede hacer; lástima que sea mentira porque si algo ha hecho el Gobierno ha sido pronosticar y equivocarse. Puede que se cambie de política en ese sentido. Y el tercer asunto que llama la atención, es que el único calificativo digamos “excesivo” se lo dedicó al asunto de los trajes del PP cuando sobre todos sobrevuela una cifra de parados que casi debería ser la única preocupación del Gobierno y el único tema digno de calificativos ampulosos.

Y lo malo es que no va a pasar lo único que la gente entendería: una pacto entre los dos grandes partidos para afrontar lo que, se mira como se mire, es ya una urgencia nacional. Pero ni el PSOE va a rebajarse a algo así, ni el PP parece muy interesado realmente en evitar este desgaste del Gobierno. Es un diálogo de sordos donde cada uno pone sus propuestas pero se niegan a proponer juntos otra cosa que no sean pequeños asuntos puntuales. Bueno, pasarán lo meses y es posible que los resultados de las europeas les haga ver a los dos que el personal empieza a estar no sólo temeroso del futuro sino harto de este presente cicatero que nos ofrecen nuestros llamados representantes.

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