La ermita del pinar cumple 25 años

Allá por el año 1951 se celebró, por vez primera, la Romería que se conoce como 'El Calé', momento desde el cual, el pueblo puntaumbrieño comienza a crecer demográficamente y a expandirse en el territorio. No obstante, este aumento de la población degenerará en la apropiación, o mejor dicho, en el acercamiento de la villa de Punta Umbría hacia los lugares romeros, a los cuales se acudía con el Santo Madero. 

Por si no fuera poco, la venta de vehículos en los años 70 y los 80 hará que las redes de comunicación automovilística que unían la localidad con la capital onubense se intensificara con la construcción de carreteras, que, por una cosa o por otra, se hizo a escasos metros del recinto. Viendo así que la gente temía a esta cercanía, y que también la época de buen tiempo invitaba a abandonar aquellos lares para regocijo de los locales, la Junta de Gobierno que regía por entonces Pedro Martín Martín, dirige comunicados escritos al Ayuntamiento, solicitando la concesión de una nueva parcela donde se pudiera contener la misma festividad, es decir, un nuevo recinto romero y una nueva ermita. 

Sin más, el Consistorio no puso ninguna traba, con lo que, tras recibir el escrito de autorización, la Hermandad se pondrá manos a la obra para la construcción de la nueva ermita. 

En la mañana de un 25 de marzo de 1984, en presencia del párroco local, del presidente de la Junta de Gobierno de la Santa Cruz, el alcalde de la localidad y de numerosos habitantes del pueblo, se colocó la primera piedra de la obra, a manos del arquitecto Sr. Aramburu, proyecto que siguió en abril de ese mismo año. 

Tras la colocación de la primera piedra y el comienzo de las obras de la ermita se llevará también a cabo una carrera contrarreloj para la realización de determinadas instalaciones en el nuevo recinto romero, ya que era la intención primera de la Junta de Gobierno, el realizar la romería de ese mismo año en 'La Norieta'. Finalmente, así ocurrió, y a pesar de que la Santa Cruz tuvo que ser refugiada en una ermita improvisada, puesto que las obras de la misma no se habían finalizado, el festejo en honor al Santo Madero se realizó en las llanuras adaptadas para ello y lo que conforma la Romería cada año.