Resulta que 2014 acabó con superávit. Tal y como hoy publicamos y después de la información a la que este medio ha tenido acceso, resulta que el Plan de Ajuste ha valido, precisamente, no solo para no hacer crecer la enorme y preocupante deuda municipal, sino para que el ejercicio anual acabara en positivo.
El ajuste realizado tuvo unas consecuencias evidentes, que ponen de manifiesto las acertadas decisiones tomadas para que 2014 frenara en décadas los números rojos con los que se cerraba el balance municipal.
La economía jugará -ya lo hace- un papel determinante en el devenir de la ciudad, ajustada a unos parámetros cuanto menos rígidos. 2015 entra en su último mes y el tripartito, el heredero, anuncia ahora el Presupuesto de 2016.
Un presupuesto con recortes en asociaciones, colectivos, sensiblemente inferior y con un marcado marchamo social. Sin un nuevo préstamo al que acogerse, denegado por el equipo de Gobierno en sesión plenaria, la duda surge en conocer cómo y qué números se ofrecerá cuando acabe el presente año.
La tan utilizada “transparencia” debiera encontrar también la oportunidad en reconocer de manera pública el balance de los primeros meses al frente del Consistorio.
La dinámica positiva debe encontrar de la misma manera una continuidad. El cambio debe ser eso, en positivo, nunca en negativo. Al tiempo.
