Es inevitable tener enfrente al juez decano de Jerez y no hablar de la huelga que preparan para el próximo viernes. No quiere posicionarse personalmente, porque todavía están de reuniones, pero basta oirle empezar a hablar para saber que las ideas las tiene muy claras de principio a fin.
—¿Tiene un juez derecho a ponerse en huelga?
—La verdad es que existe una doble perspectiva en función de la valoración que se realice de la ley de 1977. La cuestión es totalmente discutida. Si cogemos la Constitución Española, no tenemos derecho a la sindicación pero no se prohíbe el derecho a la huelga. La huelga es un derecho personal, y como tal, al no estar prohibido, es susceptible de que un juez pueda ir a la huelga. Nosotros entendemos que sí en tanto en cuanto no se modifique la Ley Orgánica del Poder Judicial y se prohíba expresamente este derecho personal.
—Pero a pesar de todo el ruido político y amenazas tras la jornada de paro de febrero no se tomaron medidas contra ninguno de ustedes.
—Que me conste nada. Hubo muchos jueces que ejercitaron su derecho a no ir a trabajar sin vulnerar el derecho de los justiciables, y se realizó con total normalidad y con las cautelas debidas.
—Hay otra pregunta básica en estas circunstancias. ¿Por qué ahora, si el problema de la justicia es antiguo?
—Porque ya no se puede más, sencillamente eso. Y no estamos dispuestos a soportar los continuos ataques e ingerencias en la independencia judicial, porque al final, todo el mundo piensa que el problema de la justicia son los jueces. Y los jueces entendemos que el problema de la justicia es otro, como total ausencia de medios materiales, de medios personales, de avances tecnológicos, de informatización, de coordinación en materia de informatización... y esto hay que subsanarlo. No tenemos el personal suficiente y los pleitos van aumentando, la gente acude más a la actividad jurisdiccional para solventar sus conflictos, se está revelando como ineficaz la vía extrajudicial y nosotros tenemos que dar una respuesta. Y lo ideal en una justicia ágil y rápida es una respuesta rápida, y para ello tenemos que tener los medios, evitando que se provoquen omisiones o fallos graves y dé lugar a situaciones no deseadas por nadie.
—Está claro que lo que pasó con el juez Tirado y el caso Mari Luz está en sus mentes.
—Sí claro, es inevitable, pero de todos modos aún no están delimitadas las competencias entre un juez y un secretario, así como la coordinación con el personal de la oficina judicial. Hay que tener en cuenta que en Andalucía concurren en la justicia tres administraciones: el Ministerio de Justicia, con competencias sobre fiscales y secretarios judiciales; la Consejería de Justicia, con competencias en medios materiales, edificios e informática y medios personales; y el CGPJ con competencias sobre nosotros. El galimatías es tremendo. Llevamos muchas reuniones desde la primera jornada de paro y las soluciones no están aún sobre el papel. Ha habido un cambio de ministro y todavía no tenemos soluciones efectivas. Es cierto que ha coincidido con una situación de crisis absoluta, pero la situación aquí es inaguantable y tenemos que ver una salida o buena voluntad para solventar el problema, porque la administración de justicia ha sido la gran abandonada.
—¿Hasta dónde están ustedes dispuestos a llegar?
—Hasta donde sea necesario, entiendo. De todos modos, aún se están manteniendo reuniones y desconozco cuál es el sentir de mis compañeros. Hay reuniones entre los jueces decanos, el Ministerio y con intervención de CGPJ.
—¿Son conscientes de que si siguen con la huelga crearán historia?
—Me imagino que sí. Debe ser muy fuerte para el ciudadano de a pie pensar en que los jueces se pueden poner en huelga. Pero es que esto no es una huelga para obtener mayor retribución, no es el momento aunque somos de los peor pagados de Europa, sino para una mejor administración de justicia. Es una huelga para usted y para todos los ciudadanos cuando acudan a los juzgados y le podamos dar una respuesta efectiva; es una huelga para que el personal de justicia esté debidamente formado; es una huelga para que estemos convenientemente informatizados y coordinados; es una huelga para establecer las cargas de trabajo ponderadas en cada órgano judicial; es una huelga para instaurar ya la Oficina Judicial; no es una huelga de jueces, sino de todos. Y desde aquí hago un llamamiento para que todos se incorporen a esta huelga. Porque los ciudadanos tienen derecho a tener una respuesta efectiva a su problema, no podemos tardar tanto tiempo. El asunto es complejo y hay que establecer la reforma desde el origen.
—Piden ustedes más medios y personal para ser eficaces, ¿incluyen en estas medidas más especialización de juzgados?
—La tendencia a la especialización es una novedad: se pretende a través de la creación de un órgano especializado dar una respuesta más efectiva y contundente a todos los problemas. Ahí tenemos el ejemplo del juzgado de violencia sobre la mujer, un asunto en el que se está avanzando mucho. Pero siempre digo que para avanzar en una materia concreta no podemos dejar atrás el resto de materias. Es cierto que la Ley Integral de Violencia Doméstica se ha creado sobre la base de la discriminación positiva para proteger a la mujer de estos ataques de los hombres que pueden ser conceptuados como ataques terroristas. Pero también existen otro tipo de reclamaciones judiciales que deben ser atendidas eficazmente. Que se creen especializaciones como en género, pero que no se abandonen otras y se desatienda a ciudadanos que a lo mejor es la primera vez que acuden a la justicia.
—Recordaba usted la crisis, supongo que se habrá notado también en los juzgados.
—Sí, sin duda alguna. Le voy a poner dos ejemplos: en materia de ejecución hipotecaria se han incrementado las ejecuciones de hipotecas de las entidades bancarias a consecuencia de la cantidad de inmuebles acumulados, el impago de hipotecas a consecuencia del aumento del paro... y todo esto está ocasionando mayor reclamaciones judiciales. Pero además, no sólo las entidades crediticias, sino que cualquier entidad reclama por la vía judicial, bien a través de juicio verbal, bien a través del procedimiento monitorio, lo que se le adeuda, y todo ello incrementa las reclamaciones ante los juzgados.
—¿En lo social será aún peor?
—Sí, pero no solo. En penal se ha incrementado el no abono de pagos de indemnizaciones de multas, lo que está provocando la entrada de la responsabilidad personal subsidiaria y, en algunos casos, de la prisión, porque la gente no puede pagar. En el ámbito de la jurisdicción social los despidos están desbordando los juzgados... y así podemos seguir. Claro que se ha notado la crisis.
—Menos mal que les ha cogido con un tercer Juzgado de lo Social.
—Sí, pero estaba pedido hace muchos años. Yo llevo de decano cinco años y la urgencia entonces era evidente. Ha venido tarde, pero ha venido. Pero ya lo digo desde aquí, es necesaria la creación de forma urgente de un cuarto juzgado de lo Social, porque nos vamos a bloquear. Puedo decir que en el número 1 existen ya señalamientos con dos años de diferencia, pues imaginen en una reclamación de cantidad o accidente laboral que se le diga a la persona afectada que su juicio se va a celebrar en 2010. No hay sitio para atender a tantas peticiones.
—Si así está lo Social, en Primera Instancia supongo que será alarmante.
—El TSJA me prometió que la creación del nuevo juzgado iba a ser inminente y espero como agua de mayo el sexto juzgado porque están todos desbordados.
—Pero parece que es siempre lo mismo, se espera que la situación sea insostenible y se ponen parches. ¿No será más efectivo hacer un estudio de necesidades para todos?
—Precisamente eso es lo que exigimos los jueces con nuestras reivindicaciones. Lo ideal es que se establezcan las cargas ponderadas medias de cada órgano jurisdiccional. Lo que no es de recibo en el año 2009 es que juzgados de la misma categoría soporten una carga de trabajo infinitamente superior al de otras localidades o ciudades. Todos los órganos judiciales tienen que tener una entrada de asuntos, si no llegan significará que en ese partido judicial ese juzgado es innecesario; si están sobrecargados en otro partido judicial, habrá que crear más. Y además, esto va a provocar que se pueda conciliar la vida familiar y laboral de todo el personal de la oficina judicial y también de jueces y fiscales, si se soporta una media adecuada de trabajo. Si se consiguen estas medias, se puede afrontar una modificación de la Ley de Planta Judicial. Y es muy fácil: Jerez tiene más de 200.000 habitantes y si se fijan las medias y se supera, pues habrá que crear más órganos judiciales aun cuando no sea la capital de provincia. Lo que no puede haber es tanta diferencia de cargas de trabajo. Todos tienen que tener la misma sin desfase en las resoluciones.
—Habla usted de conciliar la vida laboral y familiar, porque, ¿cuándo pone un juez las sentencias?
—Por la tarde. Yo le puedo asegurar que un juez tiene una media de trabajo de diez horas mínimo. Y eso es necesario resaltarlo en voz alta. Yo en el juzgado no puedo trabajar, porque entre atender a la gente, celebrar los juicios y resolver las cuestiones del día a día, pues pongo las sentencias por la tarde, y todos los días, porque si no sería imposible.
—Eso y la informatización.
—No es de recibo que en el año 2009 haya sistemas incompatibles entre comunidades autónomas, que tengamos sistemas incompatibles para las grabaciones de videoconferencias. No es normal que entre en mi ordenador y no pueda saber que un señor tiene a lo mejor siete búsquedas y capturas por media España.
—Hay un problema enquistado en la historia de la justicia en Jerez, que es el de una sede decente.
—Tienen que ponerse de acuerdo las dos administraciones (local y autonómica). Coinciden en el signo político, lo que es ideal, pero la situación está parada, supongo que a causa de la crisis.
—Pero lo que hay es una locura.
—La existencia de dos sedes judiciales y la que se va a tener que buscar para albergar a los nuevos órganos judiciales porque ya no hay espacio provoca una tremenda distorsión. Perjudica al propio justiciable, que a veces se lía, y está provocando numerosos problemas. Lo ideal es una única sede con todos los servicios comunes reunidos y digna, porque Álvaro Domecq está digno, pero hay zonas en García-Figueras que no, aunque ahora se está invirtiendo dinero en reformas.
Jerez, ciudad controlada y segura
Aunque hay muchos factores que influyen a la hora de definir el comportamiento de una ciudad, la actividad jurisdiccional es una base adecuada para analizar cómo es Jerez, y así lo hace el juez decano.
-¿Es Jerez una ciudad complicada judicialmente?
- “No excesivamente, como cualquier otra ciudad mediana. No obstante hay procedimientos más habituales que otros, como en materia civil en cuanto a reclamaciones de cantidades de dinero, en familia hay mucho movimiento y, sobre todo, en cuestión de despidos”.
-Pero no es una ciudad insegura.
- “No, en materia penal lo que más se está viendo es lo que desgraciadamente está de moda, que es la violencia de género. Pero creo que lo que la definen no es la ciudad, sino los hechos delictivos que van cambiando con los tiempos. Hace unos años los delitos por antonomasia eran los robos en los coches. Además, aquí la Policía y la Guardia Civil trabajan muy bien según observo en la eficacia de los procesos penales. Es una ciudad muy controlada, que yo incluso diría que se puede considerar como segura”.
-Pero las causas de menores crecen.
- “A pasos agigantados. Me consta que las respuestas están siendo reales y efectivas, aunque mi compañero se está encontrando con un problema a la hora de ejecutar. Creo que habría que dar por parte de la administración un paso efectivo y mecanismos adecuados para que se puedan ejecutar esas medidas de seguridad impuestas al menor para dar cumplimiento a la sentencia”.
El Perfil: "Los jueces no son distantes, pero se ha distorsionado su imagen"
Natural de Sevilla, reconoce que su decisión de dedicarse al apasionante mundo de la justicia le vino de fuera de su familia. Sin antecedentes familiares en la carrera judicial, la vocación le vino a través de un amigo de su padre que era fiscal. “Estudié Derecho, y cuando iba terminando la carrera tenía dos opciones como todos: o intentar ejercer la abogacía u opositar”, explica. “Y fue en este punto en el que me influyó el amigo de mi padre”. Como juez y después como magistrado ha estado en Madrid, en Arcos, en San Fernando y por último en Jerez, donde se ha afincado ya con su familia. Pero además de su vocación como juez tiene otra, la de ser decano o representante de sus compañeros en cada partido judicial que ha estado. Le gusta eso de los entresijos más de gestión, más de negociación, más de representatividad. Y la combinación de momento la lleva bien.
Por eso es fácil que desde su perspectiva como juez y representante de sus compañeros, reconozca que es necesario ya la creación de la nueva Oficina Judicial: “Un juzgado es un engranaje cuasi perfecto que en el momento que falle una pieza se para todo. Yo espero que todo esto cambie y mejore con la entrada en funcionamiento de la nueva Oficina Judicial que solventaría los plazos para dar una respuesta efectiva a todos los tipos de litigios que se plantean”. Eso sí, jueces como Juan José Parra permiten desterrar el mito del juez distante: “Los jueces ya no son distantes, aunque debo reconocer que la concepción distorsionada viene de la imagen que ha podido dar alguna vez la prensa a través de manifestaciones de algunas personas de relevancia social y política”.