España es un país extraño, tan raro y desconcertante que su existencia se hace completamente necesaria. Spain no es diferent. Es un perro verde.
Ya me dirás tú donde puedes, a la vez y sin sonrojo, gastarte una pasta en campañas contra el alcoholismo entre los adolescentes y multar a un colegio por hacer ruido mientras unos chavales entrenan baloncesto. A lo mejor, seria mas sensato hacer campañas como “Emborráchate, pero bajito”.
Este es ese país en el que la gente se enerva y enloquece porque dos millones de catalanes quieren dejar de ser españoles, pero les importan tres pimientos que otros dos millones de compatriotas hayan sido prácticamente expulsados al extranjero por no tener el menor atisbo de esperanza en sus horizontes, a pesar de formar parte de la mejor generación de investigadores, científicos y creativos que ha pisado esta entelequia llamada España. Una pena que nadie vaya a por ellos, oe, oe, oe.
Somos parte de ese estado en el que su Presidente, tan español y mucho español, ya no se si por peloteo, ignorancia o ambas a la vez, mete la pata hasta la axila, y se olvida que el parlamentarismo se inventó aquí, y no lo tuvimos que importar. Aunque a el no le importe.
Este país da cobijo a periodistas que dan consejos sobre como no pasar frío sin encender la calefacción, en un arranque de labor social tan inútil como repugnante. Quizás no cayeron en la cuenta de que quien no tiene ni un euro para calentar por las noches a sus hijos, menos aún para dilapidarlo en semejante excremento. Yo, como un favor personal hacia ese medio, les anexaría una nueva medida, que no es otra que la de usar sus paginas como combustible. Lo del papel higiénico lo consideraría hasta nocivo para la salud del usuario.
En resumen, convecinos, España es esa rareza en la que científicos descubren curas entre los entresijos del ADN pero nadie averigua quien demonios es M. Rajoy, donde un tuitero puede ir a la cárcel y un chorizo a esquiar, donde se aplaude la mentira y la zafiedad, y la verdad pasa por Fiscalía. No sé cómo os extrañáis de que algunos se quieran ir. Lo que me extraña es que alguien se quiera quedar.