Bozano y su escaparate

Publicado: 17/12/2017
Hace ya un tiempo escribí sobre lo que se cuece en dicho escaparate, aunque la cosa ha ido en aumento.
Dicen que en La Isla hay mucho paro. Yo no digo que no, pero cada vez que paso por García Bozano de la calle Rosario, me entran muchas dudas sobre el particular. Lo único que yo sé es que allí hay una actividad desbordante. Hace ya un tiempo escribí sobre lo que se cuece en dicho escaparate, aunque la cosa ha ido en aumento y se han agregado otras profesiones y otros productos.

Para empezar hay dos zagales en un balancín dale que te pego sin que su movimiento acompasado pueda tener fin. A mí se me asemejan Puigdelmonte y Rajoy la mía sobre la tuya. Sigue un tenderete con toda clase de especies a granel. Indiferente al tenderete, un  camello con cara de buena gente lleva en sus ancas cuatro ánforas de barro, mientras que es algo increíble que un pescador, con una caña que es más bien un palo, haya pescado mucho más que yo, que tengo una caña último modelo, y tenga una cesta a sus pies a tope de zapatillas. Alrededor aparecen unos cuantos hebreos. Uno lleva una cesta llena de tomates y limones, el otro lleva una ánfora…

No podía faltar un tenderete, gobernado por una hebrea, cargado de jamones, chorizos, quesos…No puede entenderse que, entre tanto barullo, un ángel con menos ropa que carne esté tendido en el suelo tocando una flauta, como si la cosa no fuera con él. De buenas a primeras se nos presenta el misterio con todos sus avíos, con un San José, digamos que original por el sombrero que lleva, una Virgen rezando y el Niño con sábanas celestes, mientras que un ángel abre sus alas entre la mula y el buey como queriendo poner paz.

Detrás del ángel un globo terráqueo nos mete por la vista que la Tierra es redonda y no plana como ahora está diciendo por ahí algún iluminado. Delante del misterio un burro va cargado como un mulo y otro hebreo surca la tierra. Delante del misterio pastan unas cuantas ovejas y pasea una muchacha hebrea con una ánfora de oro puro que lleva una etiqueta que señala el módico precio de 30 euros. Delante de la muchacha una estantería con toda clase de panes. No conforme con tanta variedad de comidas aparece una mesa cargada de quesos, de manteca colorá…Otro burro lleva naranjas y en una mesita tenemos cebolletas, naranjas, tomates...

Por último, se esparcen por los alrededores dos patos, un cochino, gallinas, dos pavos…En fin, toda una exhibición de gente vendiendo, pescando, arando, jugando, cargando…Echo de menos al hebreo que en una esquina hacía sus necesidades, aunque me parece que se lo han llevado a Cataluña. Además, estoy seguro de que la Óptica ha sido colocada estratégicamente enfrente de García Bozano y se está poniendo las botas, debido a que la gente pega la cara al escaparate y se carga de diotrías.

Lo dicho, forzosamente en La Isla tiene que haber paro, porque todos los trabajos están en ese rincón que observo muchos días en mis paseos matutinos o vespertinos. Y que lo pueda observar muchos años.

 

 

 

 

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