Años atrás, no pocos socialistas, con edades de los Millennials de ahora, se lamentaban -más soterrada que públicamente-de las dificultades para poder emerger entre tanto dinosaurio que llevaba desde el inicio de la democracia y la autonomía ocupando puestos de responsabilidad. El llamado efecto tapón provocó incluso que en el PSOE no visualizaran banquillo para relevar a Manuel Chaves. Los que destacaban eran de la misma quinta del presidente, hasta que Luis Pizarro “amamantó” en sus ideales y proceder diario a tres jóvenes llamados Susana Díaz, Mario Jiménez y Rafael Velasco.
Sin querer señalar que estén en la misma posición ni estemos en una tesitura similar -les haría un flaco favor-, sí creo de justicia subrayar que tres jóvenes mujeres socialistas han contribuido a dar frescura a la imagen y el discurso del PSOE andaluz en la legislatura que expiró hace dos semanas. Son la jienense Ángeles Férriz, la granadina afincada en Málaga Beatriz Rubiño y la onubense María Márquez.
Tres diputadas con protagonismo en el Parlamento -especial relevancia tuvo Márquez en su sentida defensa de la Ley de la Memoria Histórica por la que el mismísimo Rafael Escuredo la felicitó, y en varias comisiones Férriz y Rubiño-; en tareas orgánicas al encumbrarlas Susana Díaz a la nueva ejecutiva regional, y en los medios de comunicación, donde han crecido en debates, programas y ruedas de prensa. Las tres repiten en unas listas con mucha renovación: Férriz liderando la siempre potentísima candidatura de Jaén -provincia que ha dado grandes del socialismo andaluz, como Gaspar Zarrías, Micaela Navarro o Mar Moreno-, y Rubiño y Márquez como números 2.
No hace mucho tiempo, un destacado socialista andaluz avisó: ¡atento a estas tres mujeres!, y la verdad es que no es fácil perderlas de vista: Díaz se rodeó de ellas para presentar los avales en las primarias del PSOE andaluz;han ocupado los escaños detrás del tiro de cámara de la presidenta en las sesiones de control al Gobierno, y en la proclamación de Díaz detrás del atril donde intervinieron ella y Pedro Sánchez. Hasta el Gran Wyoming -que de imagen televisiva algo sabrá- emitió un sketch en el que introducía entre ellas un entregadísimo Pablo Casado aplaudiendo con su mismo entusiasmo a los líderes socialistas.
Pero más allá del paisaje renovado que aportan, en la cúpula del PSOE destacan de ellas sus profundos valores progresistas; la pasión y fuerza con la que defienden Andalucía; su compromiso y lealtad con Díaz, y su discreción y escasa ambición por ostentar más responsabilidades de la que les encomienden. Ahora bien, no sería de extrañar que estemos ante una o varias futuribles consejeras.