Son muchos los años que afortunadamente conocemos a Pepe Morales, en la actualidad director del museo etnológico de nuestra querida localidad costera de Punta Umbría. Pepe Morales se nos mete en el alma transmitiendo en cada vocablo los sentires de cada rincón de su amada tierra, o bien la originalidad que ofrece algún paisano suyo en cualquier apartado, tanto marinero como en el del turismo.
Y es en este último que hemos citado de nuestro encuentro con él en el museo etnológico, se explica y nos mete en los sentidos con memoria de elefante, desgrana esta y aquella vivencia que le hizo crecer imbuido terriblemente con Punta Umbría.
Uno supo de Pepe Morales en sus andanzas en el mundo del pugilismo durante su estancia en Madrid. Con diecisiete años practicó este deporte durante tres años, porque posteriormente a través de su tío, amigo a su vez de Eduardo Barreiros y de la duquesa de Alba, doña Cayetana, se colocó en la fábrica Barreiros, dejando la práctica de este deporte que tanto le atraía.
Este pasado verano le veo por la calle Ancha con una camiseta negra de mangas cortas, en cuyo dorsal destacaba: “El hombre que nunca existió existe”. Y en esos momentos pasó por mi cabeza “cómo no va a existir William Martín, saliendo de los conocimientos profundos, escalonados y en fotografías de emblemáticos ingleses que le conocieron y también las de algún que otro familiar que figuran como legado en el museo etnológico, así como la foto de Isabel Naylor, la dama oculta que le ponía las flores en la tumba del cementerio de Huelva al ‘hombre que nunca existió’.
Este puntaumbrieño de pro, también guía turístico, tiene la historia en vivo de Punta Umbría como una enciclopedia vocalizada que transmite con una pasión vivificadora, convertida en un libro hablado al paso de cada página y sus heterogéneas imágenes que se asoman a la realidad. Pepe Morales continúa hablando sin pausa desde un rincón al otro del museo ubicado en el inmueble del que fuera antiguo Ayuntamiento, donde comparte cultura, sentires y seguridad con Protección Civil, tan arraigada al colega en la escritura Paco Huelva.
A Pepe Morales, queridos lectores, no hay que preguntarle por nada, porque como hemos apuntado más arriba, nos ofrece todo visualmente de menos a más, y te engancha para ser todo oído y dejarte en una respetuosa mudez. Gracias amigo Pepe Morales por aquel encuentro en el museo etnológico del pasado verano, por tu siempre calurosa acogida y por el tiempo y espacio enriquecedor que me dedicaste.