Después de más de 30 años de comercializar fresas en la provincia de Huelva, y de algunos intentos infructuosos, por primera vez existe la posibilidad cierta de que un robot pueda sustituir a la mano de obra humana, con el horizonte de que empiece a funcionar en el campo en el año 2012.
La idea la ha desarrollado la empresa Agrobot, que tiene su sede en el Centro de Innovación y Tecnología que la Consejería de Innovación tiene en Lepe (Huelva), donde el ingeniero Juan Bravo ha conseguido poner en marcha un prototipo que tiene unos 40 brazos robóticos, y que identifica los frutos maduros y lo recoge sin dañarlos, explicó a Efe.
Según Bravo, además de recoger las fresas, esta cosechadora también es capaz de clasificarlas y colocarlas en los envases que recorren las cintas transportadoras, y todo porque "el sector está sometido a demasiadas variables y consideramos que la maquinaria aumentará los beneficios gracias al aumento de la calidad de los frutos recogidos, que se hace de forma higiénica y sin presionarlos".
La idea no es nueva, y en varias décadas de producción fresera se han desarrollado algunos elementos similares, "pero nosotros le damos una visión económica, porque otras máquinas han utilizado brazos de un gran tamaño, que incluso suponen peligro para las personas por su fuerza", apuntó Bravo.
En su prototipo, opta por "un brazo ligero de bajas prestaciones y luego buscamos un cultivo donde poder aplicarlo", aunque realmente se han ido a topar con uno de los cultivos más problemático para trabajar de forma mecánica, "y uno de los problemas es que se produce fresa constantemente, y se mezclan maduras, verdes y flores".
El prototipo de Agrobot ni arranca ni golpea la fresa, ni tampoco opta por un proceso mecánico, que puede dañar una fruta muy delicada, sino que un complicado mecanismo de cámaras y sensores capta la fruta madura y la lleva a un recipiente, de donde pasa ya a las cajas finales cuando el robot termina su recorrido por los surcos freseros.
La idea es que vaya sola alineada con el surco, pero debe que tener un operario que la controle, la calibre y compruebe que su funcionamiento sea correcto, de forma que aunque los primeros prototipos ya están patentados y ahora Agrobot ha iniciado la fase de perfeccionamiento, "nunca sustituirá a la mano de obra, será un complemento", según Bravo.
En estos momentos, la empresa intenta desarrollar el prototipo final y desarrollar un modelo perfecto, que aguante las condiciones climáticas, pero centrado en la recogida de la conocida como "fresa de industria", que se recoge en el incipiente verano y se destina a la fabricación de purés, yogures o batidos, entre otros productos, al ser "visualmente menos vistosa".
El prototipo ya recoge las fresas sin dañarlas y en su punto justo de maduración, pero la empresa trabaja para aumentar la velocidad de recogida, reducir más los costes de fabricación y diseñar el resto de medios auxiliares que necesita la máquina, como propulsión, suministro eléctrico o el procesado de los frutos.
Según Bravo, comparado con los prototipos japoneses, "mejoramos el precio haciéndolo más accesible para el agricultor, y las 'manos' robóticas recolectoras son más precisas", todo ello sin hacer daño al producto, ya que aunque se destina a ser triturado, el buen estado en que llegue a las cajas también es una preocupación de los diseñadores del robot.
La idea ya ha tenido unas primeras pruebas con éxito, pero hasta que no se lleve al campo y se vea su rentabilidad económica no se podrá hablar de éxito total en la investigación de este primer "Robocop fresero".