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El Arponazo del Capitán Ahab

El arponazo del Capitán Ahab. El machinazi

Este domingo es 8 de Marzo, día de la mujer. Y, como cada año, uno de los efectos más curiosos que produce es la exaltación de los furibundos machinazis

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Este domingo es 8 de Marzo, día de la mujer. Y, como cada año, uno de los efectos más curiosos que produce es la exaltación de los furibundos machinazis. Esa parte de la humanidad que se ha dado la vuelta en redondo y retrocede hacia el mono, a marchas forzadas. Y que dice cosas curiosísimas, como que el feminismo va a acabar con la galantería. “uh, uh, ya no se va a poder ni ceder el paso a una señora”, “uh, uh, no se podrá ligar en los bares sin que te denuncien”. Mire usted, la gente normal podrá piropear, ceder el paso y seguir ligando en los bares y en cualquier otra parte sin que los denuncien, y hasta teniendo éxito. Los únicos que tendrán problemas serán los que se comportan en todo momento como un puñetero jabalí en celo. Y no tanto porque los denuncien, sino porque se han quedado atrás de la sociedad, que ya los contempla casi con más pena que rechazo.

Su tiempo ha pasado, para siempre, pero aún deambulan algunos entre nosotros, contemplando perplejos cómo se comportan ahora los humanos en los bares, en los ascensores o en las oficinas.Y, sobre todo, contemplando cómo el humano no solo respeta a las mujeres, sino que no les tiene miedo. Eso es lo que más les maravilla, y aterroriza. Porque lo que hay fundamentalmente detrás de los machinazis, su mayor desventaja evolutiva, es su falta de confianza en sí mismos y el pavor patológico que tienen al rechazo de las mujeres. Se comportan cual Tarzán en la selva como forma de superar su miedo a no resultar interesantes a una mujer si no resultan ante todo dominantes. “Yo fuerte, yo proteger Jane de los cocodrilos, si Jane no denuncia”. Pero Jane hace mucho que se fue de la selva, harta de tanta tontería. Y ahora vive en la civilización, trabaja, sale, viaja, lee, bebe, baila, conoce gente, practica deporte y mil cosas más sin preocuparse del cocodrilo, porque, de hecho, hace ya mucho tiempo que se hizo un bolso con el maldito cocodrilo. Y, ahora, el único animal que realmente le preocupa encontrarse por ahí es tan solo el patético y baboso machinazi.

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