Uno de los
culebrones políticos de la semana ha sido, por llamarlo de algún modo, la supuesta pérdida de las vallas metálicas que fueron retiradas hace meses por el equipo de Gobierno del campo de fútbol Antonio Camacho.
El PSOE había pedido incluso una investigación sobre el paradero de las vallas, criticando que un equipamiento tan caro había desaparecido.
La reacción del ejecutivo PP-Ai-Pro no se ha hecho esperar. Lo primero fue desmentir la pérdida, pues el propio alcalde llegó a apuntar que las vallas se encontraban a buen recaudo en el almacén del estadio municipal de fútbol contiguo, es decir, en el Antonio Barbadillo. Un informe del gerente del patronato municipal de Deportes, Oliver Veroheven, señala que las vallas, efectivamente, se encuentran en el almacén del mencionado campo de fútbol, como así lo atestigua un amplio reportaje fotográfico.
Las causas que condujeron al equipo de Gobierno a retirar las vallas protectoras fueron sobre todo de seguridad. Según el informe, el sistema carecía de calidad suficiente y registraba un diámetro demasiado pequeño para la absorción de impactos producidos por lanzamientos de balón con la consecuente rotura de la misma una vez producidos dichos impactos. De hecho, se produjeron varios accidentes de los jugadores de las escuelas deportivas municipales, con lo que se consideró un elemento de riesgo para la práctica deportiva.
Pero el culebrón político no ha quedado ahí, porque, como moneda de cambio, el equipo de Gobierno ha solicitado al PSOE que dé una explicación de la supuesta venta de las antiguas torretas del estadio de fútbol Antonio Camacho. Estas torretas fueron al parecer vendidas a una chatarrería por parte del anterior equipo de gobierno socialista. Pero el dinero no sabe con nitidez dónde fue a parar. Así al menos lo entiende el propio alcalde.