Jueves Santo y 'Madrugá' de idas y venidas

Publicado: 03/04/2015
El reencuentro con Jesucristo recupera los inmortales escenarios arcenses
Arcos ha vivido, y aún vive, una de las mejores Semanas Santas de los últimos años. El buen tiempo, aunque sea el tópico, ha permitido la salida procesional de cada una de las ocho por el momento hermandades que habían previsto su estación penitencial. Y “por el momento” porque todavía deben hacer su desfile las hermandades del Dulce Nombre y del Santo Entierro.


El Jueves Santo tuvo su primera cita en la iglesia de San Juan de Dios, este año protagonista por la reciente inauguración de un conjunto de azulejería conmemorativo de los 475 años fundacionales de la hospitalaria hermandad que cobija el templo de la calle Corredera. Este año el Santísimo Cristo de la Vera Cruz desfiló en el paso tradicional de Nuestra Señora de las Angustias al encontrarse en suyo en pleno proceso de restauración. La Virgen, mientras tanto, fue portada en el antiguo paso de San Juan Evangelista. La procesión dio fe de su habitual sobriedad, con los tres pasos y prácticamente un centenar de hermanos de fila vestidos de blanco y verde. La banda municipal de música Vicente Gómez Zarzuela acompañó una vez más a la Virgen para, más tarde, hacer relevo con la hermandad del Silencio.


Sobre las siete de la tarde del Jueves Santo, los alrededores de San Pedro fueron un clamor para presenciar el segundo de los desfiles penitenciales del día, el de la hermandad del Santísimo Cristo de los Remedios y Paz y Nuestra Señora de los Dolores, cuyos nazarenos de negro y rojo y sus mujeres de mantilla marcaron el acompañamiento, en riguroso silencio, de sus hermanos de fila. Cristo en su madero, portado por los propios hermanos sin necesidad de paso, rozando las miradas de todos, precedió el paso de la Madre cuyo corazón lanceado por siete puñales escenifica el dolor ante la muerte del Hijo.


Ya de madrugada, a eso de las dos, cientos y después miles de personas se aglomeran en la plaza de San Agustín; algunas pueden entrar en el templo porque así lo tienen concertado y otras aguardan estoicamente a las puertas del recóndito templo del casco antiguo. Nuestro Padre Jesús Nazareno, con túnica morada, cumplió su estación penitencial con las muestras de fervor de siempre, acercándosele mayores y niños, enfermos y agradecidos por su salud, para simplemente verlo, cumplir con una tradición de sus abuelos o hacer alguna “promesa”.


Después de sus primeras bendiciones, de la plegaria, su paso por las parroquias del Arcos “alto” y de un reguero devocional caminando, a veces descalzo, sobre un frío suelo de piedras, Nuestro Padre “descansó”  a golpe de saeta a las puertas del asilo de La Caridad junto a los pasos de su Madre, Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso, y la Santa Mujer Verónica. La agrupación musical de Nuestra Señora de la Soledad Coronada de Paterna de Rivera y la arcense municipal de música Vicente Gómez Zarzuela pusieron la música de la pasión.

Esta tarde realizan su estación penitencial la hermandad del Dulce Nombre de Jesús y Nuestra Señora de la Quinta Angustia con el Santísimo Cristo de las Penas, y la cofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad.

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