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El jardín de Bomarzo

Las islas de las Especias

230 hombres emprendieron hace quinientos años un viaje hacia la Isla de las Especiasen busca, quien sabe, si de nuevas rutas, de aventuras, de la muerte tal vez

Publicado: 20/09/2019 ·
16:34
· Actualizado: 20/09/2019 · 16:34
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Bomarzo

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Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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"La primera vuelta al mundo fue la pieza clave, o más aún, la clave de bóveda para que hoy podamos hablar de una primera globalización o de una primera mundialización"Carlos Martínez Shaw

230 hombres emprendieron hace quinientos años un viaje hacia la Isla de las Especias -Indonesia- en busca, quien sabe, si de nuevas rutas, de aventuras, de la muerte tal vez, para encontrar al final el punto de origen, Sanlúcar de Barrameda, una vez rodeado el globo por primera vez en la historia. Resulta increíble que aquella gesta descomunal de hombres de otra estirpe se fomentara en la idea de ir a buscar especias y en la aventura perecieran, desaparecieran, desertaran o fenecieran casi doscientos, entre ellos el propio Magallanes, y solo una treintena con Juan Sebastián Elcano al frente asomara de nuevo por las costas de Chipiona, Sanlúcar, el Coto de Doñana a su izquierda. Se celebra el V Centenario de una gesta que ha tenido una clara repercusión en materias como el comercio, la gastronomía, la botánica o la demostración de que la tierra es esférica y así lo describió Elcano en su carta a Carlos I: "Mas sabrá su Alta Majestad lo que en más avemos de estimar y temer es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e veniendo por el oriente"

El viaje se prolongó desde 1519 hasta 1522 y las actividades para conmemorar este hito se prolongarán durante los próximos tres años a través de una Comisión Nacional dependiente del Estado, Junta de Andalucía e instituciones locales para dar relieve a estos hombres que tuvieron el arrojo de tirarse al mar sin saber qué había más allá del horizonte. Las costas de Cádiz les vieron partir y regresar, hace ahora quinientos años.

Elecciones. Hombres distintos en escenifican los últimos tramos de lo que a todas luces no es más que la demostración de una incapacidad colectiva, en mayor o menor grado según a quien se mire. Llevar al país a nuevas elecciones con lo que todo eso conlleva no es más que la constatación de una decepción mayúscula y difícil será explicarle al votante por qué deber perder otro rato de un domingo acudiendo al colegio electoral solo el tacticismo, el egolatrismo o el interés personal de quienes demuestran poca altura para esta causa.

Las elecciones generales celebradas el pasado abril tuvieron un coste, según el Ministerio del Interior, de 138.961.517 euros, lo que supone 3,76 euros por cada elector o 2,97 por cada español. Similar por tanto será lo que cuesten las de ahora, a lo que hay que añadir el coste paralelo de una parálisis institucional porque en tiempo de elecciones todos meten su cabeza en eso y la gestión se para del todo, a lo que hay que sumar el posterior periodo de conformación de gobierno, posibles acuerdos, Navidad... El año, por tanto, se nos fue. Otra vez. La crisis, mientras, a la vuelta de la esquina saboreando el fácil bocado.

Y como era de esperar ya han empezado el baile en las listas, mientras que el PSOE-A desde el minuto uno se desmarca de polémicas y asegura que hará lo que determine Ferraz porque la cosa no está para mantener pulsos, el PP ya ha desplegado sus intenciones y el propio presidente Moreno Bonilla ha avanzado cambios para buscar personas "con más tirón, que sirvan de refresco y den esperanza...". Una de las provincias a las que todos miran es, precisamente, Cádiz, donde se comenta un posible cambio tras el mal cruce de satélites que ha tenido la ex alcaldesa Pelayo, sentada como testigo en el caso Gürtel y muy señalada allí por varios y enfrentada a los casadistas de la provincia. De hecho, Pepe Ortiz, alcalde de Vejer, removió estos días por redes sociales una foto suya con Elías Bendodo en el despacho de la vicepresidencia junto a Manuel Flor, su segundo. Quién sabe si para postularse a encabezar la lista por Cádiz él y, de camino, para presentarle a su sustituto en Vejer.

Gürtel. Terminó esta semana la ronda testifical del juicio que desde junio se viene celebrando en la Audiencia Nacional por el caso Gürtel en su pieza separada de Jerez y, como era de esperar, la fiscal y la acusación particular mantuvieron sus peticiones de penas sobre los cinco técnicos imputados. Siempre hay que poner por delante la independencia de la justicia porque el pensamiento de que esto no sea así nos lleva al delirio absoluto, pero hay casos donde cuesta una enormidad. Sobre todo el diferenciar la independencia judicial del interés político. Y, claramente, este es uno de ellos.

Muchas veces se ha dicho lo incomprensible que resulta que un juicio en la Audiencia Nacional sobre el Gürtel, trama reconocida por todos y claramente vinculada al PP, no cuente con un solo político imputado de este partido y el marronazo gordo se lo estén comiendo unos técnicos que según la fiscalía debieron ellos solos ponerse de acuerdo con el bigotes para organizar lo de Fitur 2004 allí en la calle Serrano, a unos metros del Zara. Un despropósito judicial de envergadura supina que habrá que ver cómo termina, porque ya metidos en este desatino no se sabe si el mismo tiene freno o termina arrastrado a todo lo que haya por medio.

La cárcel es un asunto muy serio y, sinceramente, el enorme grado de corrupción política la ha banalizado, situando lo que en algunos casos son solo errores administrativos de procedimiento al nivel del narcotráfico, la pederastia, el robo o, incluso, el asesinato. En otros, ni sin errores, sin prueba alguna imputaciones eternas con el consiguiente daño psicológico, familiar, humano. Una fiscal puede acusar sin pruebas y meterte diez años de agobio en el cuerpo para que luego un juez determine que aquello está prescrito o que eres inocente y esa fiscal marchará tranquila un día más laboral a su casa a disfrutar de su familia sin que le remuerda un ápice la conciencia del daño que, en según qué casos, su falta de oficio y responsabilidad ha ocasionado. Y esto vale para todos aquellos que han sido imputados de manera injusta.

Por delante también vaya el asco que produce en este sentido determinada clase política si alma ni humanidad y que no se detiene cuando fija en su mirilla el objetivo de destrozar a un adversario, pese a que sepa que actúa de manera injusta. Y esta manera de proceder nos conduce a la situación general actual y dan ganas de pedir tus 3,76 euros de coste personal de campaña para gastarlos en un par de cañas y que te borren del censo.

O, mejor, partir en una nao Guadalquivir a la espalda -bien dotado de jarras de manzanilla en rama- rumbo a las islas de las Especias donde antaño portugueses, españoles e ingleses buscaban la preciada nuez moscada o el clavo de olor. Qué bonito debe ser vivir o morir en medio de una hazaña.

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