El problema es que la propia Unión Europea aún no ha definido qué es “comparabilidad”, un término que puede interpretarse como esfuerzo equitativo o esfuerzo dentro de la capacidad de cada país.
Así lo reconoció ayer la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, tras presidir el consejo informal de ministros de Medio Ambiente de la UE, reunido en Sevilla.
En la misma rueda de prensa, el comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, aseguró que el objetivo de la UE sigue siendo conseguir un acuerdo “global, ambicioso y vinculante”, algo que “no pudimos conseguir en la Cumbre del Clima de Copenhague”.
No obstante, “la decepción que salió de esa Cumbre puede utilizarse ahora para avanzar y pedir a todos un mayor compromiso y conseguir, en la reunión de México (noviembre 2010), el acuerdo que todos queremos”, dijo Dimas.
Por su parte, el ministro de Clima y Energía de Bélgica (país que asumirá la presidencia de la UE después de España), Paul Magnette, aseguró que Europa “tiene que sacar partido de sus redes y contactos internacionales para hacer una diplomacia a gran escala y conseguir avances mucho más concretos en el acuerdo de Copenhague”.
Magnette se refería a que Europa debe seguir trabajando para conseguir que todos los países que acudieron a la cumbre de Copenhague vayan anunciando sus compromisos de reducción de emisiones, algo que todavía se desconoce, ya que el acuerdo que se firmó en la cumbre danesa sólo era una declaración de intenciones que los países deben ir concretando antes del próximo 31 de enero.
El objetivo de reducción de emisiones que se llevará a cabo en Europa se fijará, de hecho, la próxima semana en la reunión del Consejo de Representantes Permanentes de Bruselas, el llamado Coreper, que es el que decidirá si finalmente la UE apuesta por una rebaja de emisiones del 30% en 2020 respecto a los niveles de 1990 o se queda en el 20%.
Por el momento, en la reunión de ayer parece que sólo se ha sacado en claro que el objetivo del 20% es “claro”, pero un compromiso más allá de esa cifra dependerá de lo que hagan el resto de países, algo que no se conocerá la semana que viene.
Pero incluso, al margen de lo que decidan otros países, como los emergentes o los más contaminantes, parece que dentro de la UE no hay mucho consenso sobre la posibilidad de reducir las emisiones un 30%, como es el caso de Polonia o de Italia, cuya ministra de Medio Ambiente ha llegado a decir, en declaraciones recogidas por Efe-Dow-Jones, que “tras el fracaso de Copenhague, plantearse el 30% es surrealista”.
Otros, sin embargo, como España, Reino Unido, Alemania o Francia están a favor de ese objetivo.
En lo que sí están de acuerdo los 27 es que Naciones Unidas es el “único lugar donde se deben realizar” las negociaciones sobre el cambio climático.
“Desde Europa, el sentimiento más claro es que el lugar donde se deben realizar estos grandes procesos de negociación es Naciones Unidas”, que es “el único foro de alcance global”, dijo Teresa Ribera.
“Si hay otro tipo de foros o espacios más restringidos, desde el punto de vista sectorial o geográfico, deben ser foros que ayuden, foros complementarios al de Naciones Unidas, nunca sustitutivos”, subrayó.
Ribera respondía así a Jonathan Pershing, el representante de los Estados Unidos en la pasada Cumbre de Copenhague, quien recientemente ha calificado las reuniones de la ONU de “caóticas” y ha abogado por que las negociaciones sobre el clima se lleven a cabo sólo entre los países más contaminantes.