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Jueves 18/04/2024  

Una feminista en la cocina

Quizás mañana

Sé cómo piensan algunos hombres y por qué se quejan de tener que llevar un bozal hasta la garganta

Publicado: 01/12/2022 ·
09:38
· Actualizado: 01/12/2022 · 10:02
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Autor

Ana Isabel Espinosa

Ana Isabel Espinosa es escritora y columnista. Premio Unicaja de Periodismo. Premio Barcarola de Relato, de Novela Baltasar Porcel.

Una feminista en la cocina

La autora se define a sí misma en su espacio:

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Tengo muchos años para salir y muy pocas ganas para conocer a los lobos desdentados que hacen juego con mi edad. Desde mi viudez soy Penélope sin esperar el retorno de Ulises. Pero las cifras ahí están y veo el miedo de mi hija de dieciséis cuando sale con las amigas. Sé cómo piensan algunos hombres y por qué se quejan de tener que llevar un bozal hasta la garganta. Los que no son lobos, sino iguales, no entenderán a qué viene esta perorata. Viene a los machistas enlatados que se suman a todo lo que diga la caverna, para hacerles el duduá. Piensen, señores, que las cabezas no están solo para afeitárselas. Pero lo entiendo, nunca han tenido que ir con miedo por la calle, ni les han vejado refiriéndose a ustedes por su color, su sexo o su aspecto. Nunca les han dicho aquello de qué zorras eran ahora algunas mujeres porque querían sexo y solo sexo, como si eso fuera malo o punitivo. Sé que es cierto que habrá leyes buenas y malas, sé que se discutirá sobre ellas y que los que intentan hacer votos como los churros de mercadillo harán su agosto con esto, pero aun así tengo esperanzas porque las nuevas mujeres son cada vez más fuertes y no se dejan pisar por mucho que les duelan los callos. Hay mucho que mejorar, pero estarán ahí luchando por todas.

Y no, no me refiero a la Montero, a ninguna de las dos, sino a las miles de jovencitas que se forman, compiten, trabajan, aguantan mecha y quieren llegar a ser el mejor prototipo de ellas mismas. Porque más allá de anuncios para vender, de políticas para ganar votos, de fiestas para ligar o universidades para conseguir un título, están las que se levantan y pelean por el Mañana. Quizás ese Mañana que veamos con esperanza en el que no te clasifiquen por sexo, ni por edad, ni por condición sexual, ni por identidad, ni por raza, ni por ideas políticas, ni por religión, ni por tu lugar de origen. Un espacio donde te respeten y guarden como en tu propia familia. Un espacio de paz e integridad. Sé que suena a fábula. Me habrá sentado bien la medicación, piensen lo que quieran. Pero, definitivamente, espero que los lobos desdentados que se anteponen por encima de mi generación, que no valoran a sus propias mujeres, pero desprecian a las que no pueden llevar a su cama por no perturbar su paz familiar, pasen a mejores cuentos. Otros donde puedan seguir viviendo entre infidelidades de la isla de las tentaciones con las burdas excusas que les daban la vida. Entiendo que las nuevas mujeres, de su misma edad que se han divorciado y quieren vivir la vida que no tuvieron a los veinte, les jodan los esquemas mentales porque no saben cómo tratarlas. Pero es lo que hay, abuelos, ha llegado la revolución sexual para mujeres con menopausia.

Que dios se apiade de ustedes, porque yo me mondo escuchándoles quejarse de cosas de machos antiguos que hacen las mujeres ahora como entrar a saco. ¿No querían fiesta?, pues vayan pidiendo ritmo de salsa y dos cubatas. No sé de qué se quejan estos don juanes trasnochado de muchos saltos de cama, lo mismo de que ahora las princesas son guerreras y no se dejan camelar. Y es que hay ciertos especímenes que solo se envaran con la prepotencia que les enseñaron porque sus inseguridades son harina de otro costal. Se me vienen a la cabeza esos hijos de dioses blasfemos que drogan las bebidas porque no son capaces de darle a una mujer el sitio que se merece. La igualdad o el respeto nos pertenecen a cada uno de nosotros, sin embargo hay algunos cavernarios que piensan que es solo para ellos, tronarios de un reality en blanco y negro. Con horrores sexuales incluidos. Son los del no ni ná y lindezas parejas. Los que apoyan a agresores y convictos sexuales, los de al paso que vamos para tener relaciones sexuales me vas a tener que firmar un papel. Y duele que sean algunas veces muy jóvenes, porque ya ves tanto sufrimiento y lucha para qué… ¿para que se recicle la maldad en organismos tan nuevos? Pues eso. Que es temporal, no se me achanten, señoras. Que aquí seguiremos y quizás mañana los cavernarios no, porque sus ideas se habrán extinguido como el lobo de Tasmania o el neanderthal. Esperemos que sin secuela rastreable para los futuribles.

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