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Un muerto con muchos amigos: las redes sociales se suman al negocio funerario

Primero fueron las condolencias a través del teléfono móvil, después las esquelas vía SMS y los obituarios en los medios digitales, y ahora les ha llegado el turno a las redes sociales, con las que la industria funeraria quiere rendir culto interactivo a los muertos.

Primero fueron las condolencias a través del teléfono móvil, después las esquelas vía SMS y los obituarios en los medios digitales, y ahora les ha llegado el turno a las redes sociales, con las que la industria funeraria quiere rendir culto interactivo a los muertos.

Los perfiles de Facebook de muchos fallecidos ya actuaban como lugar virtual de duelo, pero el grupo funerario Mémora ha querido ir más allá ofreciendo a las familias la posibilidad de contratar un portal web en el que, con total privacidad, podrán homenajear y recordar las vivencias de su ser querido.

Se llama "Crónica de una vida" y, según ha explicado a EFE el director general de Mémora, Eduard Vidal, estará disponible a partir del 1 de enero de 2011 en la página web de su grupo.

La red contará con una sección fija e inicial en la que estarán recogidos los datos personales del difunto, su perfil biográfico y algunas cuestiones especialmente significativas para él o su familia, como canciones o poemas.

También incluirá una zona "interactiva y participativa", creada con las aportaciones de los parientes y amigos, y un apartado dedicado exclusivamente a las condolencias, en el que cualquier persona afectada -siempre que sea aceptada por la familia- podrá dejar un mensaje por escrito.

Otra de las novedades de este servicio, que según Vidal está orientado principalmente a las "familias que están dispersas por el mundo", es la incorporación de la sección "Instantes de una vida", con fotografías del difunto acompañadas de un texto, que podrán ser comentadas por todos aquellos que tengan acceso a la web.

El servicio se mantendrá activo durante un mínimo de seis meses y, a partir de ese momento, la familia podrá renovar el contrato, almacenar los contenidos en su ordenador o editar un libro resumen, aunque esto último no estaría incluido en el precio inicial que, según Vidal, será "significativamente menor" que el de su predecesor en papel, "Crónica de un adiós", que ronda los 600 euros.

Los que opten por este servicio deberán sumar esta cantidad al precio habitual del sepelio que, según los últimos datos de la Unión de Consumidores de Andalucía, "no baja de los 2.000 euros" de media.

Esta cifra varía en función de la Comunidad Autónoma, ya que, en el caso de Madrid, la Confederación de Consumidores y Usuarios de Madrid (CECU) asegura que el entierro más barato cuesta 3.194 euros.

Las nuevas tecnologías todavía encarecen más el precio del último adiós, pero Vidal explica que éstas han llegado al sector funerario por una demanda de la sociedad, que cada vez las utiliza más para comunicarse y que quiere incluir elementos audiovisuales en este tipo de actos.

Para el antropólogo y especialista en ritos funerarios Manuel Mandianes, sin embargo, las nuevas tecnologías no son positivas, ya que con ellas "sólo se pretende evitar la muerte" y se produce una situación de engaño.

"Queramos o no queramos, la desaparición de un ser querido nos produce un vacío", indica Mandianes, que considera un "autoengaño" que la visión moderna haya convertido la muerte un tabú y que se intente subsanar el dolor de la pérdida "virtualmente".

Este distanciamiento entre la vida y la muerte, que según el antropólogo se debe fundamentalmente a la secularización de la sociedad, también afecta a la costumbre de acudir a los cementerios a rendir culto a los difuntos.

"Los españoles los visitan con frecuencia durante un cierto tiempo después de la muerte, como un mes, pero después prácticamente lo olvidan y sólo van una vez al año para celebrar el Día de Los Difuntos", asegura Mandianes.

Por eso, es en estas fechas cuando las aerolíneas llenan sus bodegas con toneladas de flores (Iberia ha reconocido que en octubre ha transportado 1.200 toneladas), que vienen principalmente desde Ecuador y Colombia, para que los españoles puedan homenajear a sus difuntos.

La industria funeraria trata de adaptarse a las nuevas costumbres y necesidades de la sociedad, que últimamente también está mostrando interés por los productos ecológicos, informa el Grupo ASV Servicios Funerarios.

Los objetos más exitosos son los féretros respetuosos con el entorno y las urnas ecológicas de sal, corcho o arena, capaces de integrarse en el lugar donde han sido depositadas, y las realizadas con gelatinas y áridos, que se desintegran en menos de 24 horas en un medio acuático.

Pero la principal novedad de esta línea de productos es otra: un traje ecológico fabricado en algodón y con botones de madera que, según sus creadores, reduce notablemente la emisión de dioxinas y costará aproximadamente 150 euros.

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