Hoffman, empresario suizo y uno de los más reconocidos mecenas internacionales en la conservación de la naturaleza, logró recaudar en 1963 unos dos millones de francos suizos con los que el entonces recién creado Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés) pudo comprar 6.794 hectáreas en el corazón de las marismas del Guadalquivir en la que se creó la Reserva Biológica de Doñana.
Esta reserva fue el embrión del Parque Nacional de Doñana, declarado oficialmente seis años más tarde y que a final del pasado siglo rebasó las 50.000 hectáreas, convertido desde 2006 en el actual Espacio Natural de Doñana, que supera las 100.000 hectáreas al sumarle la Junta de Andalucía el parque natural tras asumir la gestión íntegra de este espacio protegido.
Hoffman ha vuelto esta semana a Doñana, donde ha sido el centro de los homenajes organizados por WWF para conmemorar el cuarenta aniversario de la declaración del Parque Nacional de Doñana.
Este octogenario vitalista, a quien sólo el mal tiempo ha impedido montar en globo para disfrutar Doñana desde el aire, sí ha podido recorrer con la ayuda de unos bastones algunas de las dunas, pinares y sotobosques que conforman el siempre cambiante y excepcional paisaje de Doñana.
El veterano conservacionista ha señalado, que ha encontrado bien conservado el núcleo central de Doñana, aunque ha constatado que este espacio protegido está ahora “rodeado por poblaciones y por muchas presiones y amenazas”.
En su opinión, la expansión de núcleos urbanos y turísticos en torno a Doñana, la construcción o ampliación de carreteras y otras infraestructuras, así como las crecientes actividades agrícolas y ganaderas han aumentado el nivel de amenaza que se cierne sobre este espacio protegido, que Hoffman cree que soporta ahora muchas más presiones que cuando lo descubrió, a mediados del pasado siglo.