Chick Corea se sumó al grupo flamenco del algecireño Paco de Lucía en el momento más emotivo de la sesión de cierre del Festival de Jazz de Vitoria, la noche del sábado.
Al terminar su concierto, rápidamente hicieron un hueco para el piano y Corea mostró su capacidad para interpretar esta música, asumiendo sus fraseos y cambios de intensidad inmediatamente.
Doce años después, estos dos grandes músicos se volvieron a subir juntos al mismo escenario para interpretar en exclusiva mundial una música que difícilmente podrá repetirse.
Cuando tocaron 'Entre dos aguas' lo hicieron a la manera del jazz, dejando por turnos que cada músico hiciera su solo. Ha empezado Paco de Lucía, luego Chick Corea y después los demás. El público que ha abarrotado el recinto disfrutaba del momento y aplaudía a rabiar.
La primera parte de la noche estuvo protagonizada por Chick Corea con su grupo actual, The Vigil, una fenomenal formación con Tim Garland al saxo, Christian Mc Bride al contrabajo, Marcus Gillmore a la batería, la guitarra de Charles Altura y Luisito Quintero a la percusión.
Toda la música que han interpretado pertenece a su último trabajo discográfico.
El concierto comenzó con una melodía de aire casi caribeño y después se ha ido adentrando en el estilo que es ya marca de la casa de Chick Corea.
Ha sido una muestra más dentro de este festival de que el jazz puede ser ligero y ameno, que es capaz e transportar a cualquier público atento, que la erudición no es necesaria.
Corea despliega una aparente sencillez y limpieza que está muy lejos de ser facil de conseguir. Se requiere una altísima calidad artística y la virtud de tener siempre presente el swing y el blues originales.
Hablar de este pianista de 72 años es hablar, como mínimo, de la historia del jazz de la segunda mitad del siglo XX.
Corea estuvo en la formación de Miles Davis que produjo el gran "Bitches Brew", la que por primera vez electrificó el jazz en aquel concierto de la isla de Wight en 1970. Allí empezó Corea a utilizar el teclado eléctrico y allí el jazz se convirtió en otra cosa.
Después, Paco salió al escenario solo, a enseñar a un público expectante cómo suena una guitarra o mejor dicho, su guitarra.
Innegablemente flamenca pero con una sofisticación que la hace clásica. Ello le hace perder hasta cierto punto garra, pero gana en emociones. Su estilo es tan personal que no hay nadie que se le parezca ni remotamente.
Progresivamente fue añadiendo a su guitarra primero el cajón, luego las voces, los teclados, otra guitarra, un bajo eléctrico y finalmente un baile sensacional a cargo de "Farru". En un suspiro se ha ido la hora de concierto y Paco ha dicho que iba a echar un cigarro y que luego volvía con Chick Corea. Entoces es cuando han vuelto juntos a hacer flamenco y jazz.
Así terminó esta 37 edición del Festival de Jazz de Vitoria que además de convocar un jazz exquisito, ha destacado por la calidad inmejorable del sonido a lo largo de toda la semana.