Y al final, vino el lobo. Como en aquel cuento infantil, durante toda la segunda vuelta se veía viendo llegar el peligro para el Algeciras, aquel que por eludir el descenso directo y afrontar esta promoción seguía sin parecer tan grande y que al final ha mandado de un zarpazo a los albirrojos de vuelta a Tercera División un año después.
Lejos de convertir el duelo en Mestalla en un acoso sobre su rival en busca de la remontada, el cuadro algecireño se topó con un rival sólido, pese a su condición de filial, que no se arrugó y que tomó el mando del juego.
De hecho, Robert (14’) e Hiroshi (21’) pusieron a prueba a Romero para dejar claro que los de casa no pensaban dejar escapar su ventaja.
A partir de esa primera fase del juego el Algeciras vivió sus mejores minutos en Mestalla. Primero, con un pase de Alfaro al que Andújar no llega con fuerza (22’); en el 32’ lo intentó de nuevo Andújar con un disparo malo. Esa y la de Alfaro, que tampoco concretó en el 34’, hicieron que los albirrojos vieran escapar su mejor momento sin anotar el gol que necesitaban para meter presión a los locales, que incluso pudieron matar en una contra en el 42’ que Chumbi no aprovechó.
Gayá sacó bajo palos la mejor ocasión albirroja, ya en la segunda parte, en el 55’, cuando el encuentro entró en un intercambio de golpes marcado por la poca convicción general. Romero salvó en el 65’ una buena ocasión del Mestalla, mientras que al Algeciras le tocó golpear en el 72’, pero el tanto de Berlanga, en claro fuera de juego, no valió. El que sí valió llegó en el minuto 80 con un Chumbi que ya anotó dos goles en el Nuevo Mirador y que se erigió de nuevo en verdugo de los albirrojos en la vuelta.
Al final, tristeza. Una temporada que ha dejado momentos extraordinarios e imborrables termina de la peor manera posible y abre las puertas a las dudas de cara al futuro más inmediato.
