Inma Salado es chiclanera, ambientóloga y, sobre todo, aventurera. Aunque en los últimos días también se puede definir como escritora, tras la publicación de su primer libro La vuelta al mundo en 80+11 días. Viajar sola, un diario en el que cuenta todas sus peripecias por el globo terráqueo y que ha supuesto “la mayor odisea de mi vida”.
Hace seis años, en 2017, Inma no se podía imaginar lo que darían de sí tres meses por todo el mundo, desde degustar la gastronomía local de los lugares más recónditos, comunicarse de mil maneras diferentes sin saber el idioma del país, hasta organizar el día de antes dónde partiría la próxima jornada, pero lo que parecía en ese momento impensable, escribir un libro, también lo ha conseguido hacer.
“Mi primer reto fue saber si me iba o no a dar la vuelta al mundo, el tiempo, los ahorros que tenía y los países que no me podía perder. Hawai tenía que estar, el resto me daba un poco igual. Cuando hice mis cálculos, comprobé que podía permitirme estar tres meses fuera, pedí excedencia en mi trabajó y me embarqué en esta aventura”, explica Inma, quien destaca que “ni el dinero ni el idioma es limitante en este viaje. Aprendes a comunicarte de muchas formas, en China, por ejemplo, cuando iba a un restaurante señalaba unos cuatro o cinco platos, y al final, cuando me lo traían y veía qué era, pues ya decidía qué me iba a comer. Puedes comunicarte con fotos, dibujos y hasta con mímica. Respecto al dinero, sé que este tema es de los que más preocupan cuando cuento mi historia, siempre digo que hay que tener algo ahorrado, pero igual puedes hacer la vuelta al mundo en un mes, que habrá gente que se pueda permitir estar seis meses fuera”.
Viajar sola es una experiencia “casi obligatoria que tienes que hacer en la vida”, porque Inma, no solo dio la vuelta al mundo en 91 días, también lo hizo solo con su compañía. “Es muy satisfactorio porque te conoces mucho a ti misma, al final estás todo el tiempo tomando decisiones, no tienes que fingir, haces todo el tiempo lo que a ti te apetece, no dependes de nadie, para lo bueno y lo mal. Si las cosas salen bien, te aplaudes, y si no, también, porque como siempre digo, un 10% es lo que te pasa, y un 90% es cómo te lo tomes. Viajando sola también aprendes a relativizar y restarle importancia a las cosas, a mí me cogió un tifón en Filipinas, y en lugar de pensar que se había acabado la aventura, lo tomé como una experiencia. Otro de los puntos positivos es que te conviertes en una persona más resolutiva, y además, sales de tu zona de confort”, aunque Inma también añade que “lo único que quizás puedes perderte es el hecho de compartir cosas, pero incluso tampoco, porque, por ejemplo, mis grandes amigos los he conocido viajando sola. Descubres a gente maravillosa por el camino”.
En su libro, Inma enseña algunas lecciones para aquellas personas que estén interesadas en conocer el mundo en todo su esplendor, por ejemplo, a cómo organizarse. “Yo todas las tardes las dediqué a preparar el siguiente viaje, decidir si lo haría en avión, tren o cómo me iba a mover. Siempre recomiendo reservar en hoteles que estén abiertos 24 horas, porque nunca sabes si se cancelará un vuelo o tendrá retrasos. Otros de mis tips, beber siempre agua embotellada o llegar al hotel antes del atardecer, es mejor no estar en la calle por la noche en países que no conoces”.
Inma Salado es capaz de recordar y explicar con todo lujo de detalles todos los lugares que ha visitado , sin embargo, explica que “es mil veces más complicado escribir que dar la vuelta al mundo. He tardado seis años en culminar este proyecto”.
Una publicación que ya está a la venta y que presenta este viernes, 1 de septiembre, a las 20.00 horas, en el Hotel Royal Hideaway Sancti Petri, en Chiclana.
