Los mercadillos y "piojitos" vuelven también a las calles y plazas, en una nueva etapa en la que las distancias, las mascarillas, los guantes y geles para prevenir la propagación del coronavirus han logrado hacerse un hueco entre los puestos ambulantes y sus mercancías.

El mercadillo de los martes de Chiclana de la Frontera (Cádiz) ha vuelto a su cita semanal en su ubicación habitual, el parque periurbano de Las Albinas del Torno.

En días sucesivos el resto de localidades de la provincia podrán volver a contar con sus citas semanal con las gangas de estos comercios ambulantes que quedaron suspendidas con el estado de alarma.

Los mercadillos vuelven también adaptados a la nueva realidad de la pandemia del coronavirus.

El uso de mascarillas para todas las personas, tanto comerciantes como para clientes, es una de las principales medidas.

Los puestos se han ubicado con una distancia de 2,5 metros entre ellos, y se ha establecido un sentido único de sus calles, para evitar el contacto entre los usuarios que los visitan.

En los puestos no faltan los botes de gel hidroalcólico y los guantes para que sus clientes no pierdan la costumbre de rebuscar entre sus mercancías.

"Ya era hora que nos tocara a nosotros también porque el resto de comercios ya están abiertos", comentaba hoy a EFE uno de los vendedores ambulantes del mercadillo de Chiclana, que ha pasado "agobiado", "como todo el mundo", el confinamiento.

Aunque con menos gente, el primer día de mercadillo no ha ido mal. "Está habiendo público, yo estoy vendiendo", explica.

Los representantes de los colectivos implicados como la Asociación del Mercado Ambulante del Bajo Guadalquivir, de la Asociación de Comerciantes Ambulantes de la provincia de Cádiz y de la Plataforma de Vendedores Ambulantes de Chiclana de la Frontera afectados por el COVID-19 han trabajado con los ayuntamientos para poder diseñar cómo volver a la actividad garantizando la seguridad.