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La ciudad perdida: una aventura para muy iniciados

Sandra Bullock sigue fiel a sí misma y a la taquilla, sin mayores pretensiones que entretener a la hora de participar en filmes tan livianos como éste

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Al comienzo de La ciudad perdida, el personaje que encarna Sandra Bullock acude a la presentación de su nueva novela. En el hall de entrada hay desplegada una pancarta en la que puede leerse Romancing the book. No tendría mayor trascendencia si no fuera porque todo en esta película parece remitir constantemente a una misma fuente de inspiración: Romancing the stone, que es el título original de Tras el corazón verde, la película que lanzó definitivamente al estrellato a Michael Douglas y Kathleen Turner, y que constató a un prometedor realizador, Robert Zemeckis.

Turner era una escritora de novelas románticas -igual que Bullock-; la película comenzaba recreando el final de su último libro -como ocurre en La ciudad perdida-; Turner lleva una vida en solitario, siempre bajo la tutela de su agente literaria -Bullock, igual, aunque porque es viuda-; debe viajar a la selva colombiana a poner a salvo a su hermana, que ha sido secuestrada -aquí la secuestrada es Bullock, que también es empujada a la selva tropical-; y si allí era Douglas el que se cruzaba en su camino para rescatarla y beneficiarse, aquí son dos sus salvadores: Channing Tatum, el modelo de las portadas de los libros de la protagonista, y Brad Pitt, en un breve, paródico y agradecido papel como ex agente de las fuerzas especiales. Es, sin duda, la principal aportación del filme, que relega a un segundo plano las supuestas habilidades de los personajes masculinos para reivindicar la voluntad de la protagonista para superar cada una de las pruebas a las que es sometida en la búsqueda de su particular tesoro.

No obstante, el resultado final, más allá de esa asunción feminista  en el reparto de roles, que es hasta lo más acertado de la película, es bastante plano a causa de la falta de pretensiones de un guion carente de inventiva y de las dosis de gracias y romanticismo de las que hacía gala el de Diane Thomas para la película de Zemeckis. Pese a todo, responde a las pretensiones de la mayor parte de las películas de Sandra Bullock: el entretenimiento liviano, revestido en este caso bajo el formato de aventura para muy iniciados. A ella le funciona en taquilla, aunque le agradezcamos también su enorme perfil dramático en títulos como Traffic, The blind side o Gravity, puede que lo mejor de su filmografía junto con La red y La proposición, puede que su mejor comedia.

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