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Córdoba

Josefina Molina hace extensivo el Premio de la UIMP a las mujeres que "no pudieron acceder al cine"

Cree que si hubiera "una plataforma impulsora" en Andalucía, "se beneficiarían mucho" el teatro y el cine

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  • MOLINA -

La cineasta cordobesa Josefina Molina ha destacado este miércoles que hace "extensivo" el VII Premio Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) a la Cinematografía, que recibirá el día 24 de agosto, a las mujeres de su generación que "por las circunstancias o una serie de cosas no pudieron acceder al cine, teniendo talento para ello", porque cree que "muchas se perdieron en el camino".

   En declaraciones a Europa Press, Josefina Molina ha manifestado que las mujeres tienen "cierta facilidad para pasar desapercibidas", de manera que "cualquier gesto que se haga respecto al reconocimiento del trabajo de una mujer ha de ser bienvenido".

   En este sentido, destaca que representa a "una serie de mujeres que trabajan en el cine, que dan testimonio de que son personas que aportan cosas importantes en los contenidos y en las formas", de ahí que muestre "una satisfacción muy grande" por este galardón, "por ser representante de una generación que cumplió su ciclo en su momento", resalta.


   Igualmente, se siente "agradecida y honrada" por estar entre Manuel Gutiérrez Aragón, José Luis Garci, Alberto Iglesias, Carlos Saura, José Luis Borau y Marisa Paredes, que han recibido el Premio UIMP a la Cinematografía en ediciones anteriores.

   Entretanto, recuerda que en la actualidad el cine está "en un momento crítico, aunque de todas formas en el cine y el teatro en España siempre ha habido crisis". De hecho, apunta que desde que se incorporó a la Escuela Oficial de Cine "ya había crisis en el cine español, aunque ahora sí hay crisis en muchos sentidos, no es crisis nacional, sino global".

   Al respecto, comenta que "nunca se ha visto tanto cine como ahora, pero los sistemas de distribución han cambiado mucho y al cambiar se producen desniveles", a lo que añade "la desgracia de no contar con la ayuda de la administración, que parece que no nos tiene aprecio, que no considera que la cultura cinematográfica es una cultura que hay que defender contra viento y marea, porque están ahí las señas de identidad del país, sobre todo ahora que el mundo de la imagen es el medio de comunicación por excelencia", argumenta la cineasta.

   De este modo, asevera que "desgraciadamente este Gobierno no está por la labor" y lo lamenta "mucho, pero hay que ponerle un cero, porque no hace lo que debe", al tiempo que alude al IVA cultural para el cine que "se lo ha cargado", de manera que, reprocha, "no es solo que no nos prestan ayuda, es que no nos prestan atención y nos desprecian, y eso no se puede consentir".

   En cuanto al teatro, indica que "le pasa lo mismo que al cine, tiene el problema del IVA", a lo que agrega que "se extiende como una banalización del teatro, donde no por muchos espectáculos se hacen mejores espectáculos". Además, advierte de que "tampoco hay un apoyo claro para sacar adelante proyectos que merezcan la pena", motivo por el que asegura que se pasa por "un momento difícil".

LA COMUNIDAD ANDALUZA Y LAS MUJERES

   Por otra parte, Josefina Molina valora que "en Andalucía hay mucho talento, con cineastas estupendos y autores teatrales fantásticos", que cree que "si hubiera una plataforma impulsora", el teatro y el cine "se beneficiarían mucho".

   Respecto al papel de las mujeres, la cineasta avisa que "hay que tomárselo como un problema social, porque hace falta que haya mujeres en la dirección y en la toma de decisiones en los centros de capacidad decisoria", puesto que "es importante que la mujer participe, porque es un 52% de la población, y laboralmente la desigualdad es grandísima".

   En este caso, considera que "la visión no puede ser unilateral, porque la mirada que en el mundo de la cultura se haga no solo puede ser desde el punto de vista masculino, sino que enriquecería mucho si hubiera el punto de vista femenino", aconseja Molina, quien en 2011 obtuvo el Goya de Honor en reconocimiento a su trayectoria.

   Así, detalla que la estadística es "muy esclarecedora, porque solo hay un 7% o a veces hasta un 8% de mujeres que dirigen y eso no puede ser", porque, a su juicio, "es un despilfarro de talento y económicamente", dado que, en su opinión, "sería interesante la capacidad creativa y el empuje que pueden dar las mujeres a los proyectos, de manera que hacen falta en la industria cinematográfica española", defiende.

NOVELA DE LOS AÑOS 50 EN NUEVA YORK

   Mientras, la galardonada cineasta, ya jubilada porque "hay un momento en la vida que tienes que apartarte y debes reflexionar sobre muchas cosas", confiesa que le ha llegado el momento en el que "es imprescindible pararse a contemplar lo que las nuevas generaciones hacen para apoyarles y ayudarles en lo que se pueda".

   No obstante, relata que trabaja en una obra de literatura, "un proyecto difícil", que lleva años con él, que no acaba de darle el fin porque "necesita mucho tiempo", aunque no descarta que "en un año haya terminado el trabajo". Se tratan de "una novela muy especial, narrativa que participa del documento", en la que mantiene su mezcla de "realidad y ficción", y con una acción que "transcurre en los años 50 en Nueva York con personajes españoles conocidos", según ha explicado Josefina Molina.

   Cabe destacar que el Consejo de Gobierno de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo ha concedido el VII Premio UIMP a la Cinematografía a la cineasta, que recibirá el galardón el próximo 24 de agosto de manos del rector, César Nombela.

SU TRAYECTORIA

   La directora y guionista Josefina Molina (Córdoba, 1936) dio sus primeros pasos profesionales sobre las tablas, cuando fundó en su ciudad natal la compañía Teatro de Ensayo Medea. Pronto apostó por crear su propio universo a través del objetivo de una cámara y en 1969 se convirtió en la primera mujer que obtuvo el título de directora de la Escuela Oficial de Cine.

   La televisión le permitió rodar espacios dramáticos para Estudio 1, y, más adelante, realizar series "inolvidables" como 'El camino' (1978), 'Entre naranjos' (1998, basada en la novela de Blasco Ibáñez) y, sobre todo, 'Teresa de Jesús' (1984), interpretada por Concha Velasco.

   Tras su primer largometraje (Vera, un cuento cruel, de 1973), alcanzó la madurez cinematográfica en 'Función de noche' (1981), película en la que Lola Herrera y Daniel Dicenta se interpretaban a sí mismos. Después llegaron el drama histórico 'Esquilache' (1989), basado en la obra teatral de Buero Vallejo 'Un soñador para un pueblo'; Lo más natural', con Miguel Bosé y Charo López (1990) y 'La Lola se va a los puertos' (1993), interpretada por Rocío Jurado.

   A lo largo de su trayectoria nunca ha abandonado el teatro, y también ha dirigido montajes respaldados por el éxito de crítica y de público, como el del texto de Delibes 'Cinco horas con Mario', interpretado en distintas etapas por Lola Herrera y Natalia Millán.

   También ha cultivado la literatura con las novelas 'Cuestión de azar', 'En el umbral de la hoguera' y 'Los papeles de Bécquer'.

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