El tiempo corre inexorablemente y el final de la competición liguera está a la vuelta de la esquina. A falta de un mes para que el campeonato nacional cierre la temporada 2012/13, el Betis está en una situación tan inimaginable como ilusionante para una afición ávida de volver a pasar el nombre de su equipo por el viejo continente.
Los verdiblancos clausurarán esta noche la 33ª jornada de la Liga BBVA en el Benito Villamarín frente al Deportivo de La Coruña con arbitraje de Gil Manzano en un partido de contrastes debido a las necesidades que se manifiestan en la tabla clasificatoria de uno y otro respectivamente.
Un encuentro que reviste más dificultad de la que puede contemplarse en la clasificación; pues el cuadro bético recibe a un conjunto que nada tiene que ver con el de semanas atrás; pues desde la llegada de Fernando Vázquez, los gallegos han logrado dejar la plaza de colista atrás aunque aún continúa al borde de los puestos de descenso a Segunda.
Para el Betis y como Pepe Mel declaraba este domingo en rueda de prensa, las victorias en casa van a ser las que dictaminen las posibilidades del Betis para, la campaña que viene, poder pasear el nombre del club por los campos de Europa; algo hasta hace muy poco, impensable.
Así, amarrar los tres puntos en los tres duelos que restan para el término de la Liga, serán claves si se quiere alcanzar en anhelado objetivo. Ese triunfo como local, que al equipo de las trece barras se le resiste desde el pasado 8 de marzo cuando vencía a Osasuna por dos goles a uno.
Mel no podrá contar para el envite de hoy lunes con Paulao, baja ya conocida a lo largo de la semana, a la que se ha unido la del guardameta Casto y a última hora, la de Molins, como consecuencia de una lumbalgia.
Vázquez, que vuelve al Villamarín tras seis años, llegará con las bajas de Salomao, Marchena y Laure; si bien recupera a Abel Aguilar y Oliveira, incluidos en la lista.
La victoria bética, viendo los resultados del fin de semana, seguro abriría una brecha que podría ser decisiva.