El Levante aprovechó una jugada aislada ante el Getafe para sacar oro del Coliseum Alfonso Pérez (0-1) en un duelo por la supervivencia en la Liga BBVA que desdibujó la necesidad de sumar los puntos que tenían los dos equipos.
Puso el ímpetu inicial el Levante e hizo que en los primeros minutos todo el juego se desarrollara en el área del Getafe. Incapaces los locales de evitar esa asfixia, pudieron incluso encajar algún tanto si Barral no hubiera fallado las dos ocasiones de las que dispuso.
En la primera, el punta se encontró con un balón prolongado por Casadesús en un córner, pero cabeceó flojo a las manos de Guaita. Poco después se plantó delante del portero, pero se entretuvo y acabó achicándole el espacio la defensa.
Los avisos despertaron a los azulones, que empezaron a hilvanar acciones ofensivas de forma esporádica. En una de ellas acariciaron el gol, pero a Babá le faltaron centímetros para llevar al fondo de las mallas el centro desde la izquierda de Escudero.
Más clara fue la que tuvo en sus botas Diego Castro, que recogió dentro del área un gran pase interior de Sarabia que desmontó a la zaga, pero la portería se le hizo pequeña ante la buena salida de Mariño.
Comenzó entonces a caer la lluvia y con ella se enfriaron los ánimos de ambos contendientes. Faltos de ideas, bajó el ritmo y aumentaron las imprecisiones. Sin embargo, y de manera paradójica, fue en ese escenario en el que se materializó el tanto que rompía la igualdad.
De una acción sin aparente peligro nació un córner para el Levante que botó desde la izquierda Morales y remató de cabeza casi sin oposición Casadesús, colocando el balón en una escuadra, lejos del alcance del meta.
Volvió entonces a tomar las riendas el conjunto local y poco faltó para que lograra el empate en una escena análoga a la del gol levantinista, pero el remate de Juan Rodríguez tras el servicio desde la esquina de Sarabia se fue por encima del larguero.
De nuevo en el césped, asumió la iniciativa el Getafe. Sin claridad, pero con insistencia, asomaba en las inmediaciones del marco rival intentando encontrar los resquicios que no dejaba un bien armado Levante.
Así las cosas, Castro lo intentó con un disparo desde la frontal del área que salió muy centrado y blocó Guaita. Volvió a rozarlo también Babá, pero una vez más llegó tarde a una asistencia de Sarabia.
De esta manera, la voluntad azulona no tuvo premio ante un rival que supo defender de forma espartana su exigua ventaja hasta que el paso inexorable de los minutos trajo consigo el final. Fue entonces cuando los valencianos celebraron con su afición una victoria balsámica que les permite seguir en la batalla.