Aun teniendo absolutamente claro que la ofensiva del Gobierno de Pedro Sánchez contra la región de Murcia por el llamado “pin parental” no es sino una cortina de humo para tapar sus acuerdos con los independentistas y Bildu que están intentando no sepamos, es de agradecer que la ministra de Educación, Isabel Celáa, haya ayudado a muchas personas de izquierda a abrir los ojos y a entender que aquellas premisas que han gritado durante muchos años y que hoy en día mantienen como reclamaciones son, en realidad, falacias.
“En modo alguno podemos reconocer que los hijos pertenecen a los padres” llegó a afirmar con su habitual pausada solemnidad la ministra de Educación saltándose todas las leyes habidas y por haber, la patria potestad y el sentido común.
Pero aún así, le compro el discurso tanto a ella como al resto de izquierda que ha salido en tromba a defender lo indefendible y a asumir que los hijos están al dictado del Estado.
Porque si los hijos no pertenecen a los padres, la primera consecuencia lógica es que las madres no pueden decidir por ellas mismas si abortan o no porque el hijo, aunque aún feto, no les pertenece.
Con esa solemne frase, Celáa ha desmontado ese histérico grito del “Nosotras parimos nosotras decidimos” que muchas feministas enarbolan para defender el aborto. Pues no, señoras de izquierda, no es posible sorber y silbar a la vez por lo que si tanto defienden ahora que los hijos no pertenecen a los padres, tampoco son los padres quiénes para decidir arrebatar la vida a su hijo no nacido.
Pero siguiendo esta teoría, si los hijos no pertenecen a los padres, los padres no pertenecen a los hijos. Por tanto, un hijo no debería estar nunca facultado para poder practicar ni autorizar la eutanasia de sus progenitores. ¿estamos de acuerdo no?
Porque los principios no son para unas cosas sí y para otras no según nuestra conveniencia, sino que deben ser ejercidos y defendidos de cabo a rabo.
Me pareció un horror la frase de la ministra Celáa pero la izquierda, ella solita, se ha encargado de desmontar los argumentos que sustentan tanto el aborto como la eutanasia. Pero eso sería pedirle coherencia a la izquierda, precisamente la más incoherente de todas las ideologías.
