Los dos bandos campan sobre sus posturas y no hay ningún signo de acercamiento, mientras el clima se deteriora con la multiplicación de actos violentos, y mientras el país afronta los problemas derivados de los prolongados paros en algunos sectores, como las refinerías o los transportes ferroviarios.
En ese ambiente, Sarkozy aseguró que impondrá la mano dura para que el país no se paralice y los sindicatos le respondieron con una doble convocatoria de huelga para los próximos 28 de octubre y 6 de noviembre a la que enseguida se sumaron las organizaciones estudiantiles.
Serán la undécima y la duodécima jornada de protesta contra el retraso de la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años y de 65 a 67 para cobrar el total de la pensión.
Llegarán nueve días después del último paro, que convocó a 3,5 millones de personas, según los sindicatos, y a
algo más de un millón, según el Gobierno, cifras muy similares a las de anteriores jornadas.
La convocatoria del próximo jueves, que es un llamamiento al paro general, coincide con los días en los que diputados y senadores tienen previsto aprobar la versión definitiva del texto, que apoyado en la mayoría conservadora del partido de Sarkozy saldrá adelante con los puntos más polémicos.
La del 6 de noviembre, un sábado, es un nuevo llamamiento a salir a la calle en los días previos a la firma de la Ley por Sarkozy, lo que marcará su entrada en vigor.
Los sindicatos consideran que el movimiento gana fuerza día a día como muestran, según ellos, la importancia de las últimas manifestaciones y los sondeos publicados por ciertos medios, que reflejan un masivo rechazo a la medida entre los franceses.