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Un bazar tailandés en el que los vendedores se retiran al divisar el tren

Los vendedores del "Mercado de la Muerte" en Tailandia son rápidos como centellas para montar y desmontar sus tenderetes, ya que deben dejar vía libre al ferrocarril que a diario se abre paso literalmente por encima de su bazar.

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  • Imagen del tren pasando junto a los puestos. -
Los vendedores del "Mercado de la Muerte" en Tailandia son rápidos como centellas para montar y desmontar sus tenderetes, ya que deben dejar vía libre al ferrocarril que a diario se abre paso literalmente por encima de su bazar.

Los lugareños no sólo sobrellevan con pasmosa calma la peligrosa simbiosis ferroviaria, sino que incluso agradecen la presencia de los clientes y turistas que atrae el espectáculo de este mercado, de la localidad de Maeklong, a unos 70 kilómetros al suroeste de Bangkok.


Las vías hacen las veces de pasillo y tenderete, hasta que aparece el tren flanqueado por dos pequeñas hileras de casetas, en una imagen de película surrealista.

Los vendedores no se ponen de acuerdo sobre el número de accidentes mortales, algunos apuntan que dos y otros que ninguno, en los cerca de treinta años de negocio de este bazar.

"No tengo miedo, para mi no es peligroso, simplemente antes de que pase el tren retiro las cajas de pescado y me pego a la pared", asegura a Efe Chuchai, una vendedora tailandesa.

Durante ocho veces al día, unos roncos silbidos anuncian la cercanía del ferrocarril, y los vendedores, raudos y con sorprendente calma, comienzan a retirar los toldos y los enseres que obstaculizan el paso de los vagones a lo largo de unos 100 metros.

En pocos minutos, asoma el hocico amarillo de la locomotora eléctrica que pasa a pocos centímetros de los vendedores, clientes y por encima de algunas cajas de fruta o pescado sin retirar al borde de las vías.

Los comerciantes más experimentados apenas se inclinan un poco hacia atrás para evitar el tremebundo golpe que podría darles algún hierro sobresaliente.

El tren transmite su traqueteo a las escuálidas paredes de los estantes y a los audaces turistas que tratan de dominar la sobredosis de adrenalina para captar buenas imágenes.

"Para mí ya es algo normal, pero al principio me ponía algo nerviosa cuando se acercaba el tren", confiesa Chuchai, con una amplia sonrisa y orgullosa de tener su puesto en un bazar único en Tailandia.

Estos comerciantes se muestran tan ágiles como los vendedores ambulantes de discos piratas cuando asoma la policía pero, a diferencia del "top manta", el "Mercado de la Muerte" tailandés es completamente legal.

Los puestos ya contaban con las licencias pertinentes antes de que tendieran la vía del ferrocarril, por lo que las autoridades tailandesas tomaron la decisión salomónica de permitir la coexistencia de riesgo entre ambos.

De esta forma, los tenderos siguieron vendiendo sus frutas tropicales, pescados, orquídeas de todos los colores, ropa interior, camisetas, pasteles, bálsamos y herramientas de todo tipo sobre las vías.

Algunos puestos están montados casi como tiendas, otros venden sus productos en mesas de madera, mientras que hay quienes simplemente exhiben los mangos o melones en cajas a la vera de la vía.

En los últimos años, el mercado se ha convertido en reclamo para un número creciente de turistas que buscan rutas alternativas en Tailandia.

"Le dijimos a la agencia que queríamos visitar lugares que no fueran muy turísticos y, cuando contemplamos el vídeo, quisimos ver este mercado", explica un turista español de luna de miel en el Sudeste Asiático.

A pesar de su cercanía con Bangkok, para llegar al "Mercado de la Muerte" desde la capital hay que tomar dos trenes y una barca por el módico precio, sumando los tres billetes, de 25 bat (casi un dólar o poco más de medio euro).

Un viaje de unas tres horas a través de campos de arroz, un río y varias aldeas que los turistas soportan con gusto para visitar el bazar más "peligroso" de Tailandia.

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