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Los políticos pierden autenticidad y transparencia en su conducta no verbal

La comunicación política en España ha sufrido una importante involución desde la Transición, cuando líderes tan contrapuestos como Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga y Santiago Carrillo exhibían una conducta no verbal basada en la autenticidad y la transparencia emocional

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  • Políticos. -

La comunicación política en España ha sufrido una importante involución desde la Transición, cuando líderes tan contrapuestos como Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga y Santiago Carrillo exhibían una conducta no verbal basada en la autenticidad y la transparencia emocional.

César Toledo, consultor de comunicación y miembro de la asociación de analistas expertos en comunicación no verbal Aconve, señala en una entrevista a Efe que la mayor parte de la comunicación se transmite inconscientemente a través del lenguaje corporal, no con las palabras, pero "esto la gente no se lo toma en serio y los primeros, los políticos".

"No hay más que mirar el panorama nacional para ver que no lo tienen muy asumido", detalla, aunque en general el problema de la comunicación no verbal "es la cantidad de bulos y falsas creencias" que impiden que se la tome en serio científicamente.


Entre estos bulos, continúa César Toledo, figuran creencias como que se puede detectar si alguien engaña porque "se toca la nariz y aparta la mirada", cuando realmente descubrir si alguien miente es más complejo, hay muy pocos indicadores de la conducta "realmente válidos", y están relacionados con el patrón basal de esa persona, las divergencias entre su comportamiento habitual y el que tiene cuando miente.

La comunicación no verbal no se limita a la apariencia y la vestimenta, sino que tiene "muchos más canales: los gestos, la postura, las expresiones faciales, el tacto, el espacio y el tono de voz", precisa Toledo, para quien "la clave del éxito en la comunicación es ser, hacer y parecer".

"Tiene que haber congruencia entre quién eres, lo que haces y lo que cuentas, no limitarte a lo último que es lo que se hace hoy", afirma el experto, para quien en la política se detecta "una absoluta falta de empatía con los ciudadanos".

Al respecto, opina que el debate televisivo entre los líderes de Podemos, Pablo Iglesias, y Ciudadanos, Alberto Rivera, fue "como mínimo, innovador" por cuanto se produjo en un entorno natural y con el que cualquiera se identifica, un bar, y ambos utilizaron "un lenguaje asertivo, sin agresividad".

Toledo, que es fundador de "analisisnoverbal.com", puntualiza que "cuando estamos gritando también lo hacemos con el cuerpo, con los gestos" y estos últimos son muy reveladores y tienen mucho que ver con la credibilidad de lo que en ese momento afirma la persona.

Por ello subraya que la transparencia no tiene que ver sólo "con la publicación del patrimonio" sino con mirar a la cara y ver emocionalmente "si te están engañando o no".

"Todos de nacimiento somos expertos en comunicación no verbal para sobrevivir, de manera que un bebé interpreta la mirada, el calor, el tacto o el tono de voz de su madre, pero con la socialización nos enseñan a ser expertos mentirosos, aprendemos a reprimir la conducta y las emociones y perdemos habilidades también a la hora de identificarlas", apunta.

Para apreciar las señales de la comunicación no verbal hay que prepararse y entrenarse y así se produce una evolución personal que se puede constatar en el caso de los líderes públicos.

Alguien que es un experto absoluto en comunicación y específicamente en la no verbal es el papa Francisco, que maneja perfectamente la oratoria y la retórica pero además tiene habilidades innatas para la conducta no verbal con su personalidad extrovertida, gran empatía y estabilidad emocional.

El papa ha perfeccionado sus habilidades en este campo "claramente", como se percibe en su capacidad "impresionante" para la escucha activa -escucha con todo el cuerpo- y para "mimetizarse" con la otra persona.

También percibe César Toledo una evolución positiva en este aspecto en el Rey Felipe VI, quien ha pasado de un discurso de Nochebuena "bastante deficiente, con dificultad para el control emocional", a presentarse de manera cómoda, natural y relajada en su encuentro con Barack Obama en la Casa Blanca.

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