El PSOE, con su candidato Pedro Sánchez a la cabeza, ha decidido endurecer su discurso hacia el líder de Podemos, Pablo Iglesias, como método para estimular al electorado socialista y contrarrestar el empuje de la formación morada a dos semanas de las elecciones.
A medida que la coalición Podemos-IU ha ido avanzando en las encuestas hasta el punto de amenazar con el 'sorpasso', los socialistas han convertido a Iglesias en la principal diana de su crítica, por encima, incluso, de Mariano Rajoy.
Aun sabedor de que, si queda segundo, deberá tenderle la mano para intentar llegar a un acuerdo de gobierno, Sánchez ha multiplicado sus arremetidas contra Iglesias para tratar de disuadir al votante moderado de izquierda de que opte por el PSOE.
En los últimos días y molesto por que el líder de Podemos pretenda arrogarse la bandera de la socialdemocracia, Sánchez se ha despachado con él etiquetándole de ser "la hoz y el martillo", "la intransigencia y el antisocialismo" o "el profesta del fin de la ideología".
Sánchez se propuso antes de la campaña optar por un tono "positivo" y alejado de los reproches, pero el devenir de los acontecimientos le ha obligado a hacer más áspero su tono contra el líder de Podemos.
Aunque en Ferraz insisten en que el principal rival es Rajoy y la abstención, la consigna es hacer ver que Iglesias no puede abanderar el cambio, que representa la izquierda radical y que no tiene proyecto, "porque es estrategia pura y dura".
"Hemos pasado de estar desanimados a tener ganas de morder a Pablo. No sé si es bueno ir contra él, pero como me cabrea, lo hago. Ahora dice que es patriota. No soporto a alguien que va poniéndose pieles de cordero. Es una bomba de engaño masivo", reflexiona uno de los pesos pesados del partido.
Según este cargo, "no es tanto atacar a Podemos, sino a Iglesias", porque asumen que la formación morada puede ser un potencial aliado y a ella se fueron muchos votantes socialistas a los que se pretende recuperar.
Otro miembro de la Ejecutiva federal admite a EFE que aunque Ferraz "pide poner el foco en Rajoy", por ser el único que puede ser rival de Sánchez para ser presidente, lo aconsejable es "endurecer el discurso contra Podemos".
"Es con quien nos jugamos dos millones de votos", justifica este responsable.
Premeditada o no la estrategia, el secretario de Organización y coordinador del Comité Electoral, César Luena, ha sido en los últimos días de los que más duro ha fustigado a Iglesias, al que ha tildado de "farsante" y de tener "principios y referencias de usar y tirar".
Le ha seguido el responsable de estrategia de campaña, Óscar López, para quien "lo relevante no es llevar o no corbata, sino cambiar de chaqueta ideológica cada tres meses".
"Sin principios sólo hay marketing. Un programa no es socialdemócrata porque imite un catálogo de venta sueco", sentencia López.
A la ofensiva también se ha apuntado el exministro Jordi Sevilla, escéptico de que el PSOE pueda gobernar con Iglesias, porque "cuando el político se convierte en vendedor de crecepelo, convierte su programa en catálogo comercial".
Ferraz cree que la fuga de votos hacia Podemos que ha habido en el último año se ha detenido, pero el temor a que siga mordiendo en graneros tradicionales del PSOE ha puesto en aviso a barones como la andaluza Susana Díaz.
Aunque en Andalucía el 'sorpasso' es remoto, Díaz afirmó nada más empezar la campaña que Iglesias "no es de fiar" porque "una mañana se levanta comunista y ahora parece que es socialdemócrata", en "la mayor operación de camuflaje político que ha habido en España".
En las elecciones del 20 de diciembre, las críticas de Sánchez a Podemos fueron más suaves al tener que repartir la artillería dialéctica con PP y Ciudadanos.
La postura de Iglesias de no apoyar la investidura de Sánchez ha sido la base del relato que los socialistas están exponiendo desde hace semanas para equipararle con Rajoy por impedir un gobierno de izquierdas.
"He visto rencor en él", confesaba el candidato socialista poco antes de la pegada de carteles para intentar explicar por qué Iglesias no le ayudó a ser presidente.