Científicos de la Universidad de Granada (UGR) han descubierto cómo calmar a las neuronas transmisoras del dolor usando una "morfina" que ellas mismas producen, un avance que podría generar nuevos analgésicos para tratar el dolor crónico.
La piel, el órgano más grande del cuerpo y con una función clave de relación con el ambiente, dispone de neuronas sensoriales que se encargan de transmitir la información desde la piel al cerebro, unas especializadas en sensaciones como el tacto y otras, las nociceptores, encargadas de activar el dolor.
En personas con dolor crónico, esos nociceptores producen sustancias químicas que activan el estímulo de dolor intenso ante acciones que no deberían provocar ese dolor como una leve presión en la piel.
Sin embargo, parte de estos nociceptores también produce una sustancia que tiene los mismos efectos en el alivio del dolor que la morfina, denominada endomorfina-2.
Una investigación internacional, liderada por la Universidad de Granada y el Centro de Investigación Biomédica ibs.Granada, en colaboración con el Instituto Teófilo Hernando de I+D del Medicamento, el Instituto Cajal (CSIC) y la Universidad de Harvard, ha descubierto una forma de calmar el dolor.
El estudio ha descubierto que bloquear una pequeña proteína que expresan estas neuronas activa el efecto de morfina y frena la sensación de dolor.
Los investigadores del departamento de Farmacología de la UGR Enrique J. Cobos del Moral y María del Carmen Ruiz Cantero han explicado que la inhibición de un receptor podría ser de gran interés para incrementar los mecanismos endógenos de alivio del dolor, y así tratar de manera más eficaz el dolor crónico.
Estos resultados se han publicado en British Journal of Pharmacology, una de las revistas más importantes de farmacología experimental a nivel mundial, y servirían para explicar cómo activar esa morfina natural de las neuronas.