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Huelva

Un barrio anclado en los 80

El Polígono San Sebastián sigue a la espera de una actuación global que revitalice su imagen, que poca mejora ha experimentado desde que se levantara hace más de 30 años

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  • Barreras arquitectónicas -

El populoso barrio del Polígono San Sebastián aglutina a cerca de 15.000 onubenses. Sus orígenes se remontan a principios de la década de los 80, cuando se levantaron los primeros bloques para alojar a los vecinos de Francisco Montenegro, cuyas viviendas fueron derribadas por su proximidad con el Polo Químico. Más de 30 años después, poco ha cambiado en este barrio obrero, que vive mucho la calle gracias a las numerosas plazas que lo pueblan, pero que desde hace tiempo viene reclamando y necesitando un lavado de cara que revitalice su imagen.

Para el presidente de la Asociación de Vecinos, Francisco Borrero, todas las flechas apuntan a un único culpable, el Ayuntamiento de Huelva, que tiene “abandonado” al barrio, y la crisis no puede valer de excusa en este caso, ya que “es una tónica que no viene de ahora, hace bastante tiempo que los servicios mermaron de una forma abismal y, lógicamente, se está acentuando el deterioro del barrio”. Además, lamenta que “estamos viendo que en los últimos tiempos se han hecho inversiones millonarias y al Polígono se le ha marginado”.

Prueba de ello, según indica Borrero, es la plaza de la calle Galaroza, una de las pocas obras acometidas por el Ayuntamiento en el barrio en los últimos años. “Es la única plaza de Huelva que tiene un galardón de arquitectura, y a pesar de eso, está destrozada”. En un visita por barrio, Viva Huelva pudo comprobar cómo esta plaza, aún sin nombre,  tiene como escaparate bancos arrancados, tablas rotas, fuentes que no han funcionado nunca, papeleras desaparecidas, suciedad por doquier y un parque infantil venido a menos.

Curiosamente, en el pleno de este miércoles, el PSOE defendió una moción que instaba a actuar en esta plaza y, en general, en todo el barrio, ante las quejas vecinales. La iniciativa no prosperó porque el PP la rechazó de pleno, esgrimiendo el argumento de que “el Ayuntamiento funciona, la ciudad funciona y se trata de servicios básicos que se prestan con normalidad”. Sin embargo, los vecinos del

Polígono de San Sebastián no están muy de acuerdo.
Borrero pone otro ejemplo de la desidia municipal. “Con los distintos Plan E y Proteja, la asociación envió al Ayuntamiento un informe con las necesidades del barrio hechas por un equipo de arquitectos, y no se atendieron; sólo se remodeló la plaza de La Granaína, cuando había compromisos de más actuaciones”.

Aún guarda el escrito que recibió del alcalde, Pedro Rodríguez, en abril de 2007, poco antes de unas elecciones municipales, en el que se le invitaba a la inauguración de la citada plaza, presumiendo de contar con nuevo alumbrado público, nueva solería, ninguna barrera arquitectónica y césped con riego automático. Si hoy se pasea por esa plaza, se puede constatar que el alumbrado puede calificarse de muchas maneras pero no de renovado -como pasa en toda la barriada-, las barreras permanecen, aunque al menos hay dos rampas -algo muy escaso en la zona-, y poco más, ya que tampoco hay riego automático -sólo la plaza Martinete goza de ese privilegio-. La otra gran actuación municipal ha sido en la plaza de la Romera, gracias al Plan E, mientras el resto de plazas esperan que llegue su momento.

La misma suerte ha corrido la arteria principal de la zona, la Avenida Galaroza, que a pesar de contar con más de 250.000 euros de presupuesto para su renovación, y de que el Ayuntamiento anunciara que esta obra se ejecutaría en 2007, aún duerme el sueño de los justos, mientras las raíces de sus árboles se cuelan por sus viviendas.

Accesibilidad
A pesar de la suciedad y la falta de mantenimiento, el principal problema de este barrio es la nula accesibilidad. Ahí se constata lo poco que se ha renovado el Polígono San Sebastián en los últimos años, tanto que para una persona con movilidad reducida sería prácticamente imposible vivir en este barrio, y de hacerlo, perdería horas y horas en dar vueltas hasta encontrar una rampa, llegando a sitios en los que sólo puede retroceder, porque no hay más opciones.

Ser niño tampoco debe ser fácil en el Polígono de San Sebastián. Hay que tirar de ingenio e imaginación, porque las dotaciones infantiles brillan por su ausencia. Sólo quedan dos en la plaza de la Avenida Galaroza, ya que poco a poco se fueron quitando todos los juegos que había en cada plaza porque no cumplían la reglamentación, pero nunca fueron sustituidos. El caso más sangrante es el del parque infantil instalado donde se construyó la nueva plaza. Eso fue un logro de la asociación de vecinos gracias al Proyecto Urban de la Unión Europea. “Cuando se acomete la remodelación, lógicamente hay que levantar el parque infantil, y solicitamos que se traslade a la plaza de la Caña, y cuál es nuestra sorpresa cuando vemos que se lo llevan a la plaza Houston”, explica Borrero. Ahora el parque financiado con fondos europeos y para una ubicación concreta, está puesto en el Parque Moret.

Esta es la realidad de un barrio azotado por la crisis, que tiene que soportar también el “abandono” municipal pero que no pierde su “idiosincrasia”.

Una asociación que sale adelante gracias a sus socios
La Asociación de Vecinos Polígono San Sebastián hace seis años que no recibe subvenciones municipales. En este caso no se trata de impagos municipales, sino que decidieron dejar de pedirlas porque “no sirve de nada que te las den al año siguiente”. Su única vía de financiación, al margen de actos puntuales, es a través de los socios.

Su presidente, Francisco Borrero, explica que cuentan con una gran masa social que respalda a la asociación. Ahora mismo son 1.200 familias al día con la cuota de un euro al mes, y ese apoyo no es fruto de la casualidad, ya que “fiestas tenemos pocas, pero trabajo social para ayudar a los vecinos, todo el que podemos”.

El edificio que ocupan, y en el que han acogido a la Asociación Juan Riquelme, desalojada de su local por los impagos municipales, es de la Junta de Andalucía pero cedido a los vecinos, por lo que el presupuesto con el que cuentan se vuelca en su totalidad en los vecinos, a excepción de la factura del agua y la luz, que el Ayuntamiento se niega a pagarlas por más tiempo.

Además de los cursos de Cultura en los Barrios, costeados por el Consistorio, la asociación ofrece otros cursos a sus socios, tales como informática, apoyo escolar o baile.

Asimismo, cada año ponen en marcha una escuela de verano, cuyo plazo de inscripción para este año está apunto de abrirse y que da cobertura a cerca de 200 menores en horario de 8.30 a 14.30 horas, para prestar una ayuda a los padres que en verano no tienen con quien dejar a sus hijos cuando trabajan.

También reparten alimentos del Fondo Social Europeo a través del Banco de Alimentos. En 2012 repartieron entre las más de 1.800 personas beneficiadas cerca de 50.000 kilos de alimentos, y este programa, precisamente, es el que más inquieta a la asociación, ya que “antes se repartían alimentos cuatro veces al año, pero el año pasado sólo fueron tres, y no sabemos el horizonte que tendrá el programa”.

Para Borrero, es el tema más delicado, ya que la crisis ha hecho mucha mella en el barrio. De ahí que vayan a poner en marcha un ciclo de charlas sobre los desahucios, las hipotecas y las cláusulas suelo. “Vamos a meternos de lleno en este tema porque es lo que está agobiando a la gente, y las asociaciones deben atender las necesidades de sus vecinos”, explica Borrero.

En este sentido, explica que los desahucios también han llegado la Polígono San Sebastián, aunque de rebote, ya que la mayoría de la población del barrio es mayor y tiene sus casas pagadas, pero “los que viven aquí están soportando las hipotecas de sus hijos, y muchos pisos se han puesto de garantía”.

Por  último, aunque esta asociación es un ejemplo de autofinanciación, que es lo que ahora pide el Ayuntamiento al colectivo vecinal, Borrero recuerda que “el movimiento, tal y como está construido ahora mismo, es una obra suya, así que la culpa es del Consistorio”.

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