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El archivero de Cartaya recupera y pule la técnica del pergamino

Méndez tiene su puesto de trabajo en la biblioteca y archivo municipales y lleva varios años puliendo una técnica con la que cualquier documento se convierte en pergamino, ya sea una vieja carta, unas directrices oficiales del ayuntamiento o un obsequio

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  • Rafael Méndez -

En la época de las tecnologías de vanguardia, de la digitalización y los archivos encriptados, Rafael Méndez, archivero de Cartaya, ha recuperado la técnica del pergamino y reproduce documentos que en nada envidian a los que se realizaban en la Edad Media.

Méndez tiene su puesto de trabajo en la biblioteca y archivo municipales y lleva varios años puliendo una técnica con la que cualquier documento se convierte en pergamino, ya sea una vieja carta, unas directrices oficiales del ayuntamiento o un obsequio.

A sus 55 años, ha explicado a Efe que lleva una década realizando distintos trabajos, entre los que destaca los diseños para las portadas y páginas interiores de las revistas que se publican en su pueblo en determinadas épocas del año, a las que ha dado su propio estilo, entre lo moderno y "apergaminado".

Desde entonces, orlas, cuadros, imitaciones de placas o cualquier cosa que caiga en sus manos se convierte en un pergamino, "porque prácticamente se puede hacer con todo, con mucho cuidado y a veces con esfuerzo, pero me gusta reflejar los temas muy cartayeros", señala.

Aunque la técnica es similar a la de la Edad Media e incluso épocas anteriores, los materiales no, porque originariamente se usaban para los pergaminos una base realizada con piel de animales, que una vez tratados permitían escribir sobre ellos, y se conservaban por siglos.

Ahora, en plena era digital, "se usan documentos miniados, que normalmente son de papel, pero un papel más grueso de lo normal, con unos colores que no siempre es el blanco", que posteriormente son tratados con pinturas para que se asemejen lo más posible a los antiguos, de modo que el resultado final pasa por ser un pergamino de hace cinco o seis siglos.

Todo ello le viene de la admiración que siempre ha mostrado por los grandes miniaturistas medievales, así como de los que heredaron su técnica y la aplicaron desde el siglo XVI, e incluso por los grabados del siglo XIX, que, todo mezclado, ha hecho que salga adelante su devoción por el pergamino.

La magia la consigue, por ejemplo, la pintura acrílica, el grafito o una serie de rotuladores especiales, y llama la atención, el tamaño de los trabajos que consigue sacar adelante, casi siempre en dinA3, "porque cuanto más grande sea el elemento con el que se trabaje, hay más posibilidades de añadirle texto, adornos o algún tipo de escudo o similares para que quede perfecto".

No todos, evidentemente, tienen la misma técnica o dificultad, y Méndez se queda, concretamente, con un encargo para realizar el dibujo de una persona que era objeto de un homenaje, "que fue ciertamente complicado", aunque no es la tónica del trabajo que suele realizar.

Lo norma, señala, es que le encarguen cosas como un escudo, un logotipo o una bandera, que suele entregar enmarcados, aunque sí defiende que es capaz de plasmar casi cualquier cosa con la técnica del pergamino antiguo.

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