Está claro, y así nos lo ha demostrado la historia de la fiesta carnavalera onubense, que la única forma de tomar las calles de Huelva por carnavales es la implicación directa de todos cuantos participamos en ella de una u otra forma.
La experiencia de aquellos que llevamos media vida velando por febrero es fácil de contar, a pesar de las interminables páginas que llevamos escritas a fuerza de voluntad y tesón. Durante los más de 35 años que llevamos de coplas, han sido siempre los propios carnavaleros los que hemos evitado el cierre de telón del Gran Teatro de Huelva. Sin cargos, sin subvenciones, casi sin apoyo, y sólo con las voces y el sueño de construir uno de los mejores carnavales del mundo, como tantas veces ha comentado nuestro amigo Camacho Malo.
El futuro del Carnaval Colombino, aunque algunos le auguren un triste final dada la falta de participación de los últimos años, sólo ha sido un paréntesis, casi orquestado, que sabremos solventar de nuevo, a base de sueños y de esa persistencia que siempre nos ha caracterizado. Para el próximo concurso, que particularmente pienso es el eje fundamental en el que se sustenta esta fiesta, se prevé un cambio motivacional en todos los aspectos. Los autores y directores han vuelto a tomar las riendas, han vuelto a desempolvar las musas dormidas, a fin de solventar las carencias existentes y darle forma a un certamen castigado por las malas gestiones, malas inversiones, malas promesas y sin objetivos claros y concretos que trabajar.
Vuelta a la lucha
Los de siempre, los ‘jartibles’, los anónimos, los que trabajan en las trincheras, volverán a la lucha por la supervivencia, por mantener al Colombino en una zona de confort de la que nunca debió salir. En el próximo Carnaval las cuentas salen casi redondas, en las que la capital onubense podría llegar a casi una veintena de grupos entre comparsas, murgas y cuartetos, un hecho que firmaría sin dudarlo y que promete ser el comienzo de una nueva etapa.
En la provincia, al margen de ausencias importantes, contaremos con agrupaciones de nivel que vuelven a casa por febrero, nuevas participaciones, así como los posibles grupos que nos llegarán desde fuera de nuestras fronteras, siempre y cuando se pongan en marcha las estrategias de información necesaria para tal fin, de las que hemos informado tantas veces a la Federación, hasta la saciedad.
Está claro que el próximo carnaval será un año de medida importante a considerar con respecto a su futuro. Será un año en el que se deben ver resultados decisorios que nos alejen de los 40 grupos en el concurso, el número más bajo de nuestra historia. Para tal fin, serán la Federación onubense de agrupaciones y peñas del carnaval Colombino (Fopac), así como el Ayuntamiento de Huelva, los responsables directos de cuanto acontezca en el futuro, y los que amamos esta fiesta esperamos esos resultados positivos tras la supuesta reflexión, con cambios necesarios que minimicen el impacto negativo de pasados carnavales, y colocando a esta fiesta, la fiesta de todos los onubenses, en la línea correcta para lograr en el futuro recuperar el nivel que se merece.