Más de un centenar de migrantes han protestado este viernes frente al Ayuntamiento de Lepe para pedir una respuesta de la administración, tras producirse el segundo incendio que acaba con un asentamiento en lo que llevamos de semana. Ningún miembro del equipo de gobierno ha bajado a recibirlos. Desde el Ayuntamiento solicitan la ayuda de otras administraciones, al tiempo que la Junta afirma que es un problema local. Mientras tanto, varios centenares de personas -los del incendio y los de otros asentamientos- continúan viviendo sin las condiciones higiénico-sanitarias a las que obliga la pandemia del Covid-19.
No es verdad que estemos en las chabolas para ahorrar mucho. Estamos porque no hay casasBea Prieto, una lepera estudiante de primero de educación social en la Universidad de Huelva (UHU), se ha acercado hasta el centro para conocer la realidad de los migrantes. “Quiero que el problema se solucione porque es evidente que hay un problema, si no, no habría tanta gente aquí”, afirma. Es la primera vez que alguien que no forma parte de una asociación le pregunta por su historia a Idy Diane (Senegal, 26 años). Tras cruzar el Mediterráneo en una patera hace dos años y pasar por Málaga, Jaén, Logroño y Huesca, le queda un año para poder solicitar los papeles. Idy también le reconoce a Bea que sólo ha conseguido trabajar varios meses al año, y que tendría, por tanto, algunas dificultades para pagar un alquiler.
“Yo también quiero una casa gratis”. Lo acaba de escuchar Bandiougu Dendele en boca de una señora que venía de hacer ‘los mandaos’. Él es presidente de la Asociación de Trabajadores Africanos. “No queremos una casa gratis”, responde y matiza que la mayoría de las personas sí podría pagar una habitación. En esa línea se manifiesta Haya Fofana, mediador de Asnuci (Asociacion de Nuevos Ciudadanos por la Interculturalidad): “Los inmigrantes exigen poder pagar una casa”. Fofana desmiente taxativamente una idea que está asentada en la mente de los leperos, esto es, que los migrantes viven en las chabolas para poder ahorrar dinero y mandarlo a su país. “No es verdad”, concluye.
“Yo también quiero una casa gratis”
Dendele, tras catorce años en España, dice “por experiencia propia” que por ser negro se tienen más dificultades para encontrar casa. Sin embargo, el marroquí MoinerAnade, con 42 años, casi la mitad en nuestro país, afirma que “no siento racismo aquí” y pone el foco en la escasez y el precio de la vivienda, la temporalidad del campo y los abusos laborales. Él ha venido este viernes a solidarizarse. De los cuatro años que lleva en Lepe sólo vivió un en las chabolas, de su experiencia se lleva esta reflexión: “En una casa te sientes un hombre; en una chabola, un animal”.
La emergencia sanitaria y social
La pandemia del Covid-19 no ha supuesto ningún cambio sustancial en los asentamientos. Sin embargo, la existencia de asentamientos chabolistas es un riesgo objetivo para la salud pública. Fofana advierte una obviedad, que es imposible mantener la distancia en una chabola. Dendele, por su parte, pide que se recuerde que durante el estado de alarma muchos migrantes son los que han ayudado a mantener el campo de Huelva.
El Ayuntamiento de Lepe no ha recibido este viernes a los manifestantes, aunque se ha comprometido a celebrar una reunión más adelante. En un comunicado de prensa ha lamentado que exista otra situación “en pleno siglo XXI” y ha solicitado la implicación de la administración a todos los niveles, y de otros municipios: señalan a La Redondela y Ayamonte. Al mismo tiempo, el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, ha declarado que la Junta ya ha dado ayudas en este sentido y que “corresponde a los ayuntamientos” gestionar la situación.
“Yo quiero pensar que lo que ha sucedido hoy (por el incendio de este viernes) una vez más es que en las condiciones en las que estas personas conviven pues en cualquier momento se puede producir una situación de este tipo”, ha afirmado Marín en rueda de prensa. Es el segundo incendio que se produce en una semana en Lepe, dejando a alrededor de 300 personas desamparadas. Muchos de los migrantes que han sufrido el incendio que ha acabado con el asentamiento del polígono El Prado ya lo perdieron todo en octubre del año pasado, cuando otro fuego acabó con las chabolas del cementerio. Cada vez que arde una chabola, el migrante lo pierde todo.
Sin la colaboración de otras administraciones, reza el comunicado de la entidad local, el Ayuntamiento de Lepe no se compromete a otra cosa que no sea “una ayuda humanitaria puntual”. Algo que, según las asociaciones, no ha hecho con estos dos incendios.