El Real Jaén tenía un trámite que superar en Melilla y lo hizo con eficacia, como cuando uno tiene un amigo que le puede solventar algún trámite burocrático especialmente pesado y este lo resuelve en cinco minutos. Con especial diligencia y enorme satisfacción. Porque aunque el Huracán sea un equipo que está muy lejos del nivel de la categoría, ir allí es siempre complejo, con un desplazamiento más largo de lo normal y con el peligro de la relajación ante un rival menor.
El sentimiento del deber hecho debe ser mayor todavía en la plantilla porque el partido debía ganarse además para dedicárselo al capitán Montiel, que no está atravesando un buen momento. Los primeros diagnósticos apuntan a que tiene lesionado el ligamento cruzado anterior y la cabeza de la tibia, aunque todavía se le van a realizar más pruebas para determinar si es esa la lesión, que podría significar al menos medio año en el dique seco de confirmarse.
No estuvo solo en Melilla el conjunto de Chumilla pues hasta allí se desplazaron algunos de los aficionados más fieles de este club centenario, componentes de Orgullo Lagarto, que también exhibieron una pancarta en apoyo a Montiel. Los futbolistas recompensaron el esfuerzo hecho por sus hinchas a base de goles. Desde el primer minutos salieron a buscar la portería Franco. De hecho Zaki enchufó la primera de la que dispuso para confirmar que el papel en blanco con el que el Real Jaén había ido a Melilla estaba ya sellado.
Fue el conjunto local un muñeco viejo en las fauces de un cachorro de pastor alemán, resignado ante su destino a sabiendas de que la Federación siempre jugará sus cartas para que haya clubes de Ceuta y Melilla en las categorías más modestas del fútbol español. En lo deportivo, el Huracán no merece estar en la Tercera RFEF pues la mayoría de los encuentros apenas los compite.
Contra el Real Jaén fue un ejemplo más. Antonio López estuvo cerca de anotar el segundo cuando se llevaba poco más de un cuarto de hora. El encuentro entró en un sopor provocado por la certeza en los blancos de que harían daño cada vez que lo quisieran y la impotencia de los melillenses de tratar de mostrar reacción alguna.
Óscar Lozano amplió la ventaja en el 37’ y el encuentro bien podría haberse acabado en el descanso, porque el resultado final estaba ya muy claro. Cabe destacar la ambición demostrada por un Real Jaén que podría haberse dedicado a dejar que pasasen los minutos sin mucho esfuerzo. Consiguió sin embargo una goleada que pudo ser incluso mayor. Espín tuvo la suya, sin suerte, en el 50.
Los cuatro tantos anotados en la segunda mitad se los repartieron a partes iguales Antonio López y Mario Martos, dos de los nombres a los que se aferra la afición del conjunto capitalino para confiar en que aún es posible lograr el ascenso de forma directa. De momento tendrá el Real Jaén que esperar una semana más para recuperar el liderato porque el Marbella ganó, también con contundencia (0 - 3), en el campo del filial del Almería.
