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Dos años sin tranvía

Aún esperamos que 'in extremis' quede un mínimo de cordura política porque la solución de liquidar, que a muchos agrada, sería vergonzosa

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Este fin de semana se cumplen dos años desde que el tranvía de Jaén está paralizado. Hace ese tiempo que el nuevo sistema de transporte podía estar funcionando y seguramente así hubiera sido de continuar gobernando los mismos partidos en Andalucía y en Jaén, la alineación de astros como lo llamaban algunos políticos, porque lo contrario no se entendería por los ciudadanos, pero las elecciones locales del 22 de mayo de 2011 propiciaron el cambio en el gobierno municipal y esto suponía de entrada un frenazo al ambicioso y costoso proyecto, pero hay que decir en honor a la verdad que el PP tampoco estaba engañando, este era el riesgo, porque el actual alcalde y sus principales colaboradores habían hecho una fuerte campaña en contra del tranvía y además en un desayuno al que le invitó VIVA JAÉN, José Enrique Fernández de Moya dijo muy claramente que nunca se subiría a uno de sus vagones. Desde el mismo momento en que se iniciaron las obras del regalo envenenado de la Junta, pero de común acuerdo con los responsables locales, ha sido una polémica muy recurrente, sin duda la de mayor trascendencia y duración de los últimos años, que no ha dejado a nadie indiferente y que ha trascendido el ámbito local para situarnos en el mapa de la excentricidad porque no es muy normal que se inviertan 120 millones en una obra y que luego no se sepa qué hacer con ella. Todavía esperamos que in extremis quede un mínimo de cordura política a favor de la imagen de Jaén, porque la solución de liquidar, que a muchos agrada, sería simplemente vergonzosa.

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