La Javier Márquez cumple hoy miércoles 100 días al frente del Ayuntamiento de Jaén, una etapa que ha estado marcada por las nuevas formas de hacer política y la distensión en las relaciones con el resto de instituciones públicas. Ya en su discurso de investidura, el pasado 30 de noviembre, Márquez quiso pasar página y romper con la confrontación política instalada en el Consistorio desde el anterior mandato municipal. “Me comprometo a colaborar con todas las instituciones”, dijo entonces. Y dicho y hecho. El primer acto de su agenda, al día siguiente, fue una visita a las zonas verdes del sistema tranviario, algo que se interpretó como un guiño a la Junta para intentar desbloquear el principal asunto pendiente en la ciudad desde hace ya cinco años: la puesta en marcha del tranvía.
El nuevo tiempo abierto por Márquez en la Alcaldía se visualizó desde el mismo día de su toma de posesión, con la presencia en el salón de Plenos Francisco Reyes y Ana Cobo, los máximos representantes de la Diputación y la Junta de Andalucía en Jaén, dos instituciones hasta entonces alejadas del Consistorio y de su anterior inquilino, José Enrique Fernández de Moya. Pero tuvo su máximo exponente con la visita de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, al Ayuntamiento el pasado 22 de febrero. Un encuentro que no había sido posible con el anterior alcalde (pese al centenar de cartas que envió a San Telmo) y que sirvió para imprimir un nuevo impulso a algunos de los proyectos con participación de ambas Administraciones. Susana Díaz, por cierto, saludó el “talante y talento” del nuevo regidor jienense, en lo que, de alguna manera, fue también una crítica velada al anterior alcalde.
En la reunión entre Márquez y Díaz se puso fin a la esperada reunión técnica para buscar una salida al tranvía (primer encuentro celebrado ayer), se buscaron medidas de alivio económico para el Ayuntamiento, se abrió un nuevo clima de colaboración para el casco antiguo (con la rehabilitación e inminente apertura de Santo Domingo, como principal argumento) y, sobre todo, se anunció la llegada, por fin, del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), después de 12 años.
En efecto, Jaén cuenta con un nuevo instrumento de planeamiento urbano que debe guiar el desarrollo y la expansión de la ciudad al menos en las dos próximas décadas. Pese a estar negociándose durante tres mandatos municipales, el nuevo PGOU (cuyo principal artífice fue el alcalde, durante su etapa al frente de la Concejalía de Urbanismo) ha nacido sin el deseado consenso político y social, pero va a permitir desbloquear actuaciones como la regularización de miles de viviendas en Los Puentes y, como tarea prioritaria para el equipo de gobierno, impulsar el centro comercial ‘Jaén Plaza que el grupo Alvores quiere empezara urbanizar esta primavera en los terrenos de Las Lagunillas, frente a la Universidad’.
El ‘Jaén Plaza’ es, sin duda, la gran apuesta del actual alcalde para hacer valer el “orgullo” de ciudad al que apeló en su toma de posesión. Para ello, ya se ha anunciado el interés de una decena de firmas para instalarse en esta gran superficie comercial y la creación de más de un millar de empleos. la demora en la llegada del PGOU ha alargado los plazos, con lo que, en el mejor de los casos, la primera fase de este centro comercial no estaría hasta el primer trimestre de 2017.
Lo que ocurre es que la oposición del PSOE y de Jaén en Común (JeC) han iniciado una campaña de oposición a esta operación urbanística. Los socialistas no reniegan de los centros comerciales, pero piden otra ubicación al desconfiar del grupo promotor y de la empresa elegida para urbanizar el ‘Jaen Plaza’, OHL, a la que sitúan en la órbita de los casos de corrupción vinculados al PP. JeC, en cambio, que no participó en los debates del nuevo PGOU, recibió al nuevo plan urbano asegurando que se trata de un “modelo urbanístico especulativo”y con unas previsiones de crecimiento urbano que, dicen, no se corresponde con las proyecciones de población para Jaén en las próximas décadas.
El pacto oculto
Pero la principal sombra de la gestión de Javier Márquez ha sido su extraña alianza con los tres exconcejales de Ciudadanos. Apenas unos días después de que el alcalde, en una decisión unilateral, acordara en el Pleno aprobar una subida salarial del 24% para estos ediles (que pasaban del 66% de dedicación al 90%), los ediles presentan su renuncia como miembros de C’s para pasar al grupo de los no adscritos. Pero Ciudadanos anunció que ya había acordado previamente su expulsión por contravenir estos tres ediles las directrices del partido.
Toda la presión de estas dimisiones la tuvo que soportar el alcalde, a quien PSOE y JeC acusan de amparar a ediles ‘tránsfugas’. Pero el primer pleno celebrado ya con estos ediles fuera de C’s el alcalde se amparó en informes del secretario municipal para defender la legalidad municipal y mantener el sueldo personal (no el del grupo) y la sede a estos tres ediles díscolos.
La oposición pasó de tender la mano a redoblar la presión
Como era de esperar, la oposición en el Ayuntamiento de Jaén no ha dado al nuevo alcalde los 100 días de cortesía que aconseja la tradición política. Es cierto que todas las fuerzas tendieron la mano a Márquez durante su toma de posesión y saludaron el nuevo tono político que llegó al edificio de la plaza de Santa María.
Pero también le recordaron que él ya formaba parte del equipo de gobierno con el anterior alcalde, José Enrique Fernández de Moya, y por tanto el reloj debía empezar a contar desde el pasado junio y no desde noviembre cuando se produjo el relevo en la alcaldía.
Sin embargo, cuando se desataron todas las hostilidades fue a raíz de la salida de los tres exconcejales de Ciudadanos hacia el grupo de los no adscritos, un pacto oculto como le recordaron tanto PSOE como Jaén en Común.
Aunque el alcalde negó cualquier acto de transfuguismo político, varios ediles del equipo de gobierno aludieron a la “estabilidad” y al “reconocimiento al trabajo” de estos tres concejales para justificar la polémica subida del 24% en su sueldo.
Por lo demás, la oposición ha redoblado la presión sobre el alcalde en otros temas, como las sombras que se ciernen sobre las empresas concesionarias, en especial FCC, y la tardanza en contar con el nuevo contrato de la basura y limpieza urbana.
La crisis en el seno de la Policía Local ha sido otro de los temas que más ha erosionado al alcalde en estos primeros 100 días. Márquez aguantó la presión de los sindicatos y de la oposición política que le pedían insistentemente el cese del concejal de Policía, Juan Carlos Ruiz, tras el incidente que éste tuvo, por partida doble, con varios agentes de la Policía Nacional y con un agente de la Policía Local durante la feria de San Lucas.
El alcalde apostó por Ruiz, y también se ha rodeado de Rosa Cárdenas, Reyes Chamorro y Manuel Bonilla, como sus principales aliados en el seno del equipo de gobierno del PP.