La violencia machista se ha convertido en una lacra social y su erradicación tiene que partir de la sociedad, de la concienciación de todos para prevenirla y para denunciarla. La solicitud de un pacto de Estado contra la violencia machista, una respuesta integral de las administraciones y la eliminación del artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal fueron algunas de las conclusiones extraídas de la mesa redonda ‘Día Internacional Contra la Violencia Machista’, organizada ayer por VIVA JAÉN, con motivo de su 10º aniversario y ante la proximidad del 25-N, Día Internacional contra la Violencia de Género. El salón de actos del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Jaén fue el punto de encuentro.
El coordinador de VIVA JAÉN, Raúl Beltrán, moderó las intervenciones no sin antes recordar que desde 2003 hasta el presente año las cifras de víctimas mortales de violencia de género no varían, siguen oscilando entre 50 y 70 mujeres asesinadas al año.
Hasta el 18 de noviembre de este año, ya son 39 las víctimas de violencia machista en el país. En Jaén, desde 2003 un total de 15 mujeres han muerto por violencia machista. Hasta el 31 de octubre de 2016, en la provincia se han registrado 5.990 mujeres víctimas de la violencia machista y de ellas, 468 tienen algún tipo de protección. “Son cifras escandalosas”, dijo Beltrán.
En la mesa redonda participaron la Fiscal de la Audiencia Provincial de Jaén y responsable de la Sección contra la Violencia de la Mujer, Gracia Rodríguez; el subinspector Francisco Javier Lara, perteneciente a la Unidad de Familia y Mujer de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Comisaría Provincial de Jaén; Estrella Rojas, psicóloga del Centro Provincial del Instituto Andaluz de la Mujer; la presidenta del colectivo feminista ‘Carmen Olmedo’ e impulsora del movimiento ‘Marea Violeta’ de Jaén, Ana Mª Quílez; y la abogada en la provincia de Jaén de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (Amuvi) y vicepresidenta de ‘Mujeres Juristas’ en Jaén, Celia Megía.
Abrió el turno de intervenciones Ana Mª Quílez, como una de las voces más representativas de la sociedad civil. Denominó la violencia contra la mujer como “terrorismo machista” y lamentó que su génesis fuera una “sociedad patriarcal”, en la que “la mujer tiene dependencia al varón y en la que la discriminación a las mujeres hace que se genere la violencia a las mujeres hasta el punto de que son asesinadas”. .
Quílez reconoció que aun teniendo escasos recursos se ha avanzado a nivel legislativo, lamentando que se sigue matando al mismo número de mujeres. Reconoció que “no se avanza en la disminución de víctimas por los recortes del Gobierno” y pidió un pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas y trabajar en prevención y en el ámbito educativo.
La psicóloga del IAM Estrella Rojas compartió el trabajo de recuperación que realizan con mujeres que sufren violencia machistas y con sus hijos, reconociendo que “ni todas las víctimas tiene las mismas secuelas ni todos los maltratadores tienen el mismo perfil”. En su intervención evidenció la gran complejidad de la violencia de género. “La violencia machista no es comparable con ningún otro tipo de violencia. Una de las diferencias es que sucede en el ámbito afectivo. Las relaciones afectivas hacen más complejo todo”, reconoció Rojas.
Recordó que “las mujeres fueron educadas para casarse aunque tuvieran que dejar su proyecto profesional y aún hoy es una realidad para muchas mujeres, para las que el proyecto fundamental de su vida es el afecto”.
La psicóloga dijo que la violencia machista se extiende a todas las personas, objetos y animales que son queridos por la víctima, de ahí que los hijos de ésta también sufran maltrato. “A la recuperación de las víctimas y de los menores hay que dedicarles más recursos”, dijo, recordando que en el ámbito educativo no sólo hay que trabajar con las más jóvenes, sino con ellos también. “Ellos son ignorados. Hay que intervenir en todas las partes del problema”, reconoció.
En cuanto al perfil del maltratador y de la víctima, Rojas dijo que no existe uno concreto. “Víctima puede ser cualquier mujer y maltratador cualquier hombre”, dijo.
Señaló que aún está sin resolver el rechazo social que sufren las mujeres por ser víctimas.
El subinspector Francisco Javier Lara explicó el trabajo que hacen en la Unidad de Familia y Mujer de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Jaén, explicando la protección y la investigación que realizan con la mujer que denuncia maltrato. Explicó el protocolo de seguridad, cómo se informa a la mujer de sus derechos como víctima de la violencia machista y que siempre actúan en defensa de la mujer y persiguiendo el delito. Puso sobre la mesa herramientas como el ‘VioGén’, un Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género que permite afrontar la violencia de género con un enfoque preventivo y anticipativo.
La jurista Celia Megía recordó que en la década de los noventa las denuncias por violencia sexual caían en “saco roto” y explicó el nacimiento de la Asociación Amuvi, en el año 1994. “De cada tres mujeres una es humillada, maltratada o violada”, dijo. Su intervención se centró en explicar la lucha en los tribunales contra la violencia sexual en mujeres y en menores. “La violencia sexual ataca a la dignidad de la persona”, dijo.
La última en intervenir fue la fiscal Gracia Rodríguez que sacó a la luz el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, pidiendo su retirada porque otorga a la mujer víctima de la violencia machista el derecho de no declarar contra su maltratador. El resto de ponentes apoyaron su petición. “La dependencia emocional lleva a las víctimas a no denunciar al padre de sus hijos. No se puede dejar en mano de la víctima el derecho a no declarar”, espetó.
Rodríguez recordó que se han producido cambios en el estatuto de la víctima y que ahora tiene derecho a que en cualquier momento de la declaración puede estar acompañada de una persona de su confianza, salvo un testigo. “No les están informando de esta opción por lo que no se están acogiendo a esos derechos porque no los conocen”, denunció, salvando contadas excepciones en juzgados de Jaén.
La fiscal reconoció que “hasta ahora se ha protegido fatal a los hijos, que también son víctimas”.
El debate entre el público se abrió con una pregunta sobre el miedo que siente una víctima antes de denunciar y cómo se le informa del procedimiento para seguir adelante y que se sienta protegida. “No denuncian por el miedo, que es el mayor controlador del ser humano”, respondió la psicóloga Estrella Rojas.
El público mostró interés por las casas de acogidas y Ana Mª Quílez recordó que “cuando la mujer sale de la casa de acogida, si no tiene independencia económica, puede volver a esa situación de maltrato”.
Entre otras personas tomó la palabra una mujer víctima de violencia machista, con sentencia judicial desde hace unas semanas, que relató su caso ante el mal informe que le realizó una psicóloga del Instituto de Medicina Legal. Esta mujer sacó a la luz las incomodidades de llevar la pulsera de protección, recordando que sería necesario nuevos sistemas de seguridad más acordes a las tecnologías. “La pulsera es un sistema de protección buenísimo. No ha habido ninguna mujer con pulsera que haya muerto por violencia”, dijo Gracia Rodríguez. En la provincia hay puestas más de 70 pulseras.
Los participantes reconocieron que las llamadas de control, en lugar de hacerse con tanta frecuencia a la víctima, deberían realizarse al maltratador. El subinspector respondió que su deber es proteger a la víctima.
Otra asistente lamentó que se ha normalizado la situación y el sufrimiento de las mujeres y se percibe un cansancio generalizado de las mujeres que están sufriendo la violencia machista. “Existe la necesidad de una ética feminista entre las profesionales”, dijo la asistente, mostrando incomprensión sobre abogados que defienden en su despacho a los maltratadores y también luchan contra la violencia machista.