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Jaén

“El teatro es un espejo de la realidad y nos entrena para la vida”

En Cultura VIVA, Nati Villar, directora de la Escuela Municipal de Teatro ‘Ricardo Iniesta’ de Úbeda, Premio Max de Carácter Social 2020

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  • Nati Villar. -

Ha creado un sello de identidad en su forma de hacer teatro, con la inclusión y la diversidad como claves de un proyecto en el que se ha volcado “en cuerpo y alma”, la Escuela Municipal de Teatro ‘Ricardo Iniesta’ de Úbeda, que dirige desde hace 20 años y que ha sido reconocida con el Premio Max de Carácter Social 2020.

Nati Villar (Torreperogil, 1969) es licenciada en Arte Dramático, con un extenso bagaje profesional y formativo, especialista universitaria en Teatro Social e Intervención Socioeducativa y narradora oral.

La menor de sus hermanos, estos fundadores del histórico grupo teatral ‘Arena’, a los 16 años tuvo claro que quería vivir del teatro, con el compromiso de trabajar con colectivos socialmente vulnerables, con la firme convicción de que “el camino del Arte es trabajar a partir de la diversidad”. Y así ha sido con un proyecto que engloba el trabajo comunitario, el teatro social, la inclusión de las personas con diversidad funcional y el fomento de sus capacidades artísticas.

“El Premio Max de Carácter Social nos reconoce el sello de identidad que hemos creado como Escuela, ahora referente nacional por la gran diversidad cultural, social y personal. Es un orgullo haber llegado hasta aquí. Era un sueño que no sabía si era realizable. He aprendido mucho en el camino. Me desprendí de la técnica teatral para crear mi propia metodología de teatro. Me olvidé de lo que debía ser para explorar. La entrada de personas con diversidad funcional a la Escuela supuso una revolución total en la forma de trabajar, afortunadamente”, valora.

Este año cumple dos décadas al frente de la Escuela Municipal de Teatro ‘Ricardo Iniesta’, hecha “a imagen y semejanza” de la que dirigió en Torreperogil, un proyecto que le ha cambiado su “perspectiva de la vida”, que la ha hecho incapaz de vivir lo personal desconectada de la parte profesional que la enriquece emocionalmente.

 Su objetivo siempre fue “el camino” que recorrería con la Escuela. “Lo difícil fue crear familia y ahora, quien llega, se engancha. Somos una escuela inclusiva, que abre las puertas”, dice. Llevar el nombre de “Municipal” es “una alegría”.

Dice: “Lo público debe fomentar la calidad de vida de los ciudadanos, que también es la cultura popular, la de base, no los grandes eventos. El teatro comunitario debe trabajar cómo mejorar la calidad de vida de las personas a través del Arte. El teatro es un espejo de la realidad, y como tal, nos permite jugar con nosotros mismos, con nuestras emociones, y nos entrena para la vida”, dice.

Como centro de investigación teatral, tiene un compromiso con el mundo, éste es, “dar voz y visibilidad a todos los colectivos sociales”, haciendo teatro para todos los públicos. “El teatro bien hecho, el que remueve por dentro, es apto para todos”, defiende, a la vez que denuncia años de “mutilación cultural”.

Explica: “Un ejemplo de que el colectivo de personas con diversidad funcional ha sido anulado de la vida cultural es que la mayoría de los espacios escénicos de este país son inaccesible para ellos como creadores. Hemos mutilado la cultura porque en sí misma, la cultura es diversidad, es un altavoz social impresionante. A los colectivos diversos se les tienen olvidados en la programación cultural”. De ahí que organice un festival de teatro de inclusión en Úbeda con el fin de que “poco a poco este tipo de experiencia forme parte de la vida cultural de los pueblos”.

Lleva a las tablas teatro con contenido social, impregnado de diversidad, tanto en los actores que salen a escena, como en el mensaje de respeto a ésta que lanzan. “Jugamos con propuestas, a partir de un trabajo de campo y una creación colectiva. Nuestras obras están impregnadas de diversidad por ser accesibles a todos los públicos y por su carácter social. Somos altavoz de todos los colectivos sociales que han estado históricamente excluidos de la cultura elitista”, recuerda.

Inmersa en el proyecto de intervención social comunitaria ‘Cuenta conmigo’, llevando cuentos a familias en confinamiento como herramienta de aprendizaje, trabaja en cerrar los proyectos paralizados por el Covid-19, como el que contempla la recuperación de recuerdos de los mayores en residencias, para un taller de teatro social.

En otoño verá la luz el libro ‘Doce vidas’, fruto de un taller de escritura dramática que se convertirá en la única experiencia de teatro escrito por personas con diversidad funcional.

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