La fiesta se desarrolló en un ambiente de alegría y con total normalidad. La Policía no tuvo que realizar ninguna detención y apenas se registraron incidencias.
Mirando al cielo. Así se levantaron los algecireños el día 24 de diciembre, ante el temor de que la lluvia pudiera aguar la fiesta a los miles de ciudadanos que salen a la calle todos los años en la que ya es una tradición de la ciudad. Pero la lluvia, que desde por la mañana seguía azotando a toda la comarca, respetó la fiesta, y alrededor de las 12.00 horas escampó, justo cuando empezaban a aparecer los primeros grupos de personas en las calles dispuestas a festejar la llegada de la Navidad.
Desde entonces, y hasta las 5.00 horas, el cielo dio un respiro a los algecireños, que volvieron a llenar las calles del centro y los bares en un extraordinario ambiente festivo. La ausencia de lluvia también fue un desahogo para los centenares de jóvenes que se congregaron en el Llano Amarillo para hacer botellón, y que este año no contaban con la carpa que les protegiera de las inclemencias del tiempo.
La decisión, que generó bastante polémica ya que este es el único lugar habilitado para poder beber en la calle, no tuvo consecuencias finalmente, ya que el buen tiempo que predominó durante toda la jornada les permitió mantenerse todo el día en el Llano Amarillo.
Pese a todo, la fiesta del 24 de diciembre contó este año con menos afluencia de personas que en otros años, una circunstancia que puede explicarse en el temor de muchos ciudadanos a que el tiempo no les permitiera disfrutar del evento.
Normalidad
Las calles comenzaron a llenarse de más gente después del mediodía, una franja en la que se experimentó el mayor índice de llegadas a los núcleos principales de la fiesta: la calle Trafalgar y el Secano. Los algecireños han optado este año por repartirse más entre las dos zonas, una situación que ha hecho que las aglomeraciones en algunos locales y en algunas calles haya sido menor que en otras ediciones.
Los ciudadanos demostraron una vez más que saben divertirse, y la jornada se desarrolló con total normalidad y sin mayores incidencias. Los 85 efectivos que la Policía Local tenía repartidos por los puntos más concurridos de la ciudad no tuvieron que realizar ninguna detención.
Las incidencias fueron menores, pero se produjeron casos como el de una joven en el Llano Amarillo que, debido al elevado índice de intoxicación etílica con el que contaba, se cayó al mar y tuvo que ser sacada por varias personas. Asimismo, se efectuaron tres traslados de jóvenes a centros de salud debido a su avanzado estado de ebriedad.
Al margen de estas incidencias, la alegría volvió a ser la protagonista, ya que se apoderó de las calles de Algeciras. La medida tomada hace años por el Ayuntamiento de prohibir la bebida en la calle ha trasladado la celebración al interior de los bares.
Grupos ataviados con guitarras y todo tipo de instrumentos, personas disfrazadas con motivos navideños y hasta los que iban surtidos de comida para afrontar el día sin ninguna carencia... De todo se pudo ver un año más en una fiesta que ya se ha arraigado en la tradición de la ciudad, desde que naciera impulsada de manera espontánea por los estudiantes en la calle Sevilla.
Llegadas las 20.30 horas, la multitud empezó a dispersarse, con los primeros que abandonaban ya las calles para ir a cenar a sus casas. Una tregua para los más festeros, que siguieron luego celebrando la Nochebuena hasta altas horas.