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La fiesta de la Luz

La Luz de la Navidad debe guiarnos a esos nuevos retos sociales que nos plantean estos momentos intrincados

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  • LUZ DE BELÉN. -

Fue en el año 345, después de Cristo, cuando el Papa Liberio dictaminó el 25 de diciembre como la Fiesta de la Natividad para, de algún modo, eliminar aquellos fastos paganos de los Saturnales romanos donde se celebraba la llegada del Sol, la Luz, después del día más corto del año. De esta larga tradición derivan costumbres como llenar de luz las calles, los comercios, las casas de todas las ciudades no solo cristianas sino de todo el orbe, porque la Navidad se ha impuesto en todo el mundo, a pesar de que el mundo oriental vaya con un calendario distinto o de que el de los musulmanes arranque con el nacimiento de Mahoma, o esas cuatro velas cada domingo se enciende una, de Adviento en las misas semanales de nosotros los católicos. O incluso la iluminación del abeto, que se mantiene como recuerdo de que estas coníferas figuran entre las pocas especies perennes que siguen verdes en el invierno boreal, o el pesebre del Nacimiento que recuerda el de Jesús y de ahí esa estrella luminosa que nos lleva al Belén de hace 2021 que, como dijo el Papa Francisco en 2019, es "una forma genuina de comunicar el Evangelio en un mundo que a veces parece tener miedo de recordar lo que realmente es la Navidad y borra los signos cristianos para conservar solo lo de un imaginario banal y comercial".

Esa Luz, la Luz de Belén, la Luz del Señor, es la que debe guiarnos en esta Navidad que nos llega en momentos aún complejos como consecuencia de esa pandemia que no nos abandona y que, incluso, a nivel de contagios, está explosionando con una fuerza que, a estas alturas, era difícil de imaginar aunque siga existiendo una parte de la sociedad que continúe sin querer verlo, La Luz se necesita también para acercarnos a una vida normalizada que parecía ya comenzábamos a palpar pero que aún debe esperar. La Luz nos debe acercar a la Esperanza de nuevos tiempos, a buscar la Paz entre los pueblos y la Caridad en forma de solidaridad que los países fuertes económicamente deben ofrecer a los más empobrecidos. La Luz de la Navidad debe guiarnos a esos nuevos retos sociales que nos plantean estos momentos intrincados. Felicidades.

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