Debe tener su lugar de privilegio en una ciudad que ha vivido muchos años de espalda a su casco histórico, de espalda a su propia historia
En dos fases, con un millón y medio de presupuesto del que, para empezar, se invertirán 658.796 euros, y a medio y largo plazo, pues se estima que el proyecto completo no esté ejecutado hasta el 2018. Así será la metamorfosis que el Ayuntamiento pretende acometer en la Plaza Belén, la ‘sede natural’ de la frustrada Ciudad del Flamenco a la que el Gobierno local socialista ha renunciado por considerarla inasumible. El objetivo es convertir este espacio abandonado y desolado. y prácticamente deshabitado, donde ahora no hay más que vallas y matojos, en una plaza pública gigante de casi 3.000 metros que albergará un auditorio al aire libre, además de distinto mobiliario urbano y arbolado, con la que el Consistorio quiere ser ambicioso para convertirla en un “revulsivo” que arrastre a todo el centro histórico. La Plaza Belén que no termina de ser esa puerta de acceso al Jerez de siempre, al Jerez eterno, a ese Jerez de San Mateo tan querido y tan abandonado. La Plaza Belén que jamás ha sido un espejo donde mirarse los munícipes de ahora y de antes. La Plaza Belén que albergó la vieja cárcel de Jerez y que después fue destino de un centro escolar y después de una plazoleta que jamás tuvo vida hasta que terminó feneciendo ante las ideas faraónicas que intentaban hacer de la misma el núcleo del mundo mundial del flamenco. La Plaza Belén donde estuvo la Comisaría de Policía y el Economato, la Plaza Belén de juegos infantiles, de guiños para acercarse hasta Rompechapines en tardes sabatinas donde los soldados norteamericanos tiraban dinero para que los niños los dejásemos tranquilos. La Plaza Belén de ríos de oraciones cada Miércoles Santo con el tránsito del Cristo de la Salud, la plaza Belén escolar con el colegio de las salesianas. La Plaza Belén que tantas y tantas historias guarda entre sus muros y que tan solita se ha quedado a la espera de que, de una vez y por todas, el proyecto que sea llegue para que tenga ese lugar de privilegio que siempre debió de tener en una ciudad que, lamentablemente, durante muchos, demasiados años, ha estado viviendo de espaldas a su casco histórico, de espalda a su propia historia.