Las peñas son continuación de aquellos tabancos donde se podía escuchar la soléa, la siguiriya o la bulería al calor de media botella y un plato de altramuces
L as peñas son sin género de dudas los santuarios del flamenco. Las peñas, en Jerez tenemos la primera de la provincia en la de Los Cernícalos, han sido la base en la que han nacido cantaores, tocaores,bailaores o palmeros para la profesión;las peñas han sido el bastión donde los aficionados pueden educar en flamenco; las peñas son la continuación de aquellos tabancos donde se podía escuchar la soleá, la siguiriya o la bulería al calor de media botella y de un plato de avellanas o altramuces; las peñas son la esencia misma del flamenco; el extranjero busca las peñas con ahínco, sabiendo que ahí es donde puede beber de la realidad del cante flamenco andaluz. Las peñas son muchas en nuestra ciudad y cuentan con un amplio abanico de actividades particulares. Las peñas, ahora que la apuesta municipal por el flamenco es real, merecen ser cuidadas con mimo exquisito. Todas y cada una. En nuestros días no se entendería el flamenco de verdad sin las peñas. Presenciar, como presencié la noche del pasado viernes a Tía Juana la del Pipa en el Centro Cultural Don Antonio Chacón, rodeado de gente que iban a escuchar, que iban a estar al lado de Tía Juana, una de las patriarcas del flamenco, que iban a gozar del cante corto y por derecho, como lo definió José María Castaño, es una satisfacción al alcance solo de los que sienten de verdad esta cultura nuestra, este cante nuestro, esta forma de sentir que tenemos en estas tierras. Un gozo que es nuestra obligación transmitir al exterior, vender nuestras peñas como parte de nuestro patrimonio dentro de esa economía de turismo en la que nos desenvolvemos. La industria del flamenco pasa inexcusablemente por dotar de valor a las peñas. Siempre he entendido que habría que hacer una ruta de las peñas flamencas que en Jerez son y que las peñas necesitan de esa protección que las pueda mantener abiertas de forma permanente como están abiertas las bodegas o los centros ecuestres o incluso algunas iglesias. Las peñas flamencas son parte de nuestra historia, de nuestra vida. Al calor de las peñas son muchas las personas que se han venido a vivir a Jerez solo para sentir en sus venas el escalofrío del flamenco.