Los vecinos del barrio de San Miguel se han organizado para tratar de evitar la ocupación ilegal de las fincas que se encuentran aparentemente abandonadas.
La iniciativa ha surgido en estos últimos meses como respuesta al progresivo desembarco en la zona de desaprensivos que no dudan en ocupar estas casas para posteriormente incluso alquilarlas a terceros a pesar de no ser sus legítimos propietarios.
La inquietud ha sido ya trasladada por los representantes vecinales tanto al Ayuntamiento como al Cuerpo Nacional de Policía.
En paralelo, un grupo de vecinos del barrio no duda en actuar por su cuenta tapiando literalmente aquellas fincas que se encuentran vacías para de este modo dificultar el acceso de los okupas.
La situación está enrareciendo el ambiente en el barrio, hasta el punto de que los afectados por este tipo de prácticas ilegales apenas se atreven a dar la cara porque son conscientes de la peligrosidad que entrañan estos grupos, que aparentemente parecen organizados y que tienen poco que ver con situaciones hasta ahora conocidas en la zona.
“Aquí no estamos hablando de familias que se buscan un techo para vivir, sino de personas que aprovechan la necesidad de otras para hacer negocio”, explica uno de los vecinos.
Hay quien teme que en San Miguel se reproduzcan situaciones como las que se vienen viviendo de unos años a esta parte en zonas concretas del barrio de Santiago, como la calle Nueva, controlada por clanes llegados de fuera de la ciudad.
De ahí que se haya trasladado ya esta inquietud tanto al Ayuntamiento como a la Policía Nacional con la esperanza de que se actúe lo antes posible y se evite que el problema llegue a mayores.
Además, hay que advertir en este sentido de que en las últimas semanas se han producido ya algunos incidentes y conatos de enfrentamientos en calles del barrio hasta ahora tranquilas que tienen su origen en este tipo de ocupaciones ilegales.
“La ley la conocen perfectamente”
Los vecinos de San Miguel han podido constatar que quienes ocupan estas fincas “conocen perfectamente la ley” y se sienten amparados en ellas, ya que los procesos judiciales son muy complejos.
