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Atando Cabos

Mascarillas negras

Vivimos en lo que Ulrich Beck llamó “la sociedad del riesgo”: poseemos mucha información sobre lo que consumimos

Publicado: 05/05/2021 ·
09:32
· Actualizado: 05/05/2021 · 09:32
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  • Mascarillas. -
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Salgo a la calle y veo que han proliferado las mascarillas negras, con bandera y sin bandera, a lo mejor son más estéticas, pero yo me pregunto: ¿cuántas veces hay que repetir que el tinte negro es el más nocivo para la salud y que si no es bueno para nuestra ropa interior menos para ponérnoslo en las vías respiratorias?

Vivimos en lo que Ulrich Beck llamó “la sociedad del riesgo” consiste en que a pesar de que poseemos mucha información sobre lo que consumimos, la calidad del agua o del aire (Jerez es una ciudad con elevadas cifras de NO2, entre las veintiséis primeras de España). La de los alimentos sometidos a pesticidas, hormonas, colorantes, conservantes, etc. La ropa teñida en países como Pakistán o Bangladesh porque los tintes que se usan no se permiten en el primer mundo quien no realiza el proceso pero viste la ropa que lo sufre. Pero ante esto hay una voluntad de mirar hacia otro lado mientras nos dejamos llevar por la puesta en escena del consumismo, la que nos lleva a la mascarilla negra.

No sé por qué, pero todo esto me ha hecho recordar el blanco albayalde, el mejor de los blancos en pintura y en cosmética. Un blanco producido con plomo que se aplicaron en la cara desde los egipcios hasta las geishas, las reinas renacentistas y toda la alta sociedad del XVIII, llegando a identificarse con el ideal de belleza victoriano. ¿Por qué? Porque sus usuarias pasaban a convertirse con su uso frecuente en etéreas bellezas casi fantasmagóricas debido al plúmbeo envenenamiento. Había otras formas de blanquearse la cara, pero no se llegaba al mismo blanco ideal que llevaba a sus víctimas a la muerte.

Con esto quiero decir que la moda ha matado en todas las épocas y en la nuestra, la que Ulrich Beck denomina la de “la sociedad del riesgo”, también, a pesar de toda la información que poseemos. En el sureste asiático las personas que trabajan tiñendo los tejidos, pierden todos los vellos del cuerpo una semana después de comenzar con el empleo. Allí trabajar con sustancias químicas perjudiciales para la salud es legal. Con el tiempo un porcentaje altísimo contrae cáncer. Claro que luego acuden a las clínicas que los laboratorios farmacéuticos colocan allí para estudiar el cáncer y su tratamiento. Cuando mueren nadie de su familia recibe indemnización. En Europa los que desempacan esta ropa sufren afecciones respiratorias graves. Todo esto está documentado.

No sé lo que habrían hecho los usuarios del plomo blanco si hubieran sabido a lo que se exponían, sé lo que hacemos nosotros, mirar para otro lado.

 

 

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